jueves, 14 de julio de 2011

¿QUÉ ES EL AMOR? ES ALGO MAS DE LO QUE PENSAMOS. Reedicion

Publicado el 12 de diciembre de 2010

Siempre he pensado que el amor es algo más que tener hijos, trabajar, ser buen padre de familia y todas aquellas cosas que nos enseñan por ahí. El amor está más allá del conocimiento humano, ya que no pertenece a este mundo. Cuando Jesús dijo, "mi reino no es de este mundo", ¿a que mundo se estaba refiriendo? El se refería al mundo del amor. Y como contrapartida se estaba refiriendo a que el amor no es de este mundo.



¿Cuántas cartas de amor quemadas con ira y rabia?, ¿cuántos poemas olvidados en viejos cajones y gavetas?, ¿cuantas promesas incumplidas o rotas?, ¿cuántas personas esperando ser consoladas por manos que no volverán después de haber prometido eterno amor?... ¿dónde está ese aparente amor? (o cómo lo llaman ahora amor virtual).

Si hubiera verdadero amor, olerían las calles a rosas, las puertas y ventanas estarían siempre abiertas, las casas sin rejas luciendo como prisiones, las almas dispuestas a ayudar, el corazón dócil y amable, la mente serena y el espíritu.......y el Espíritu inundaría nuestro cuerpo de un resplandor purificador.

¿Cuánto amor perdido en inútiles batallas y guerras?, ¿cuántas religiones perdidas por el terrible fanatismo, sectarismo y dogmatismo? ¿Cuánto amor manchado en necias competencias de orgullosos egos que nunca acaban de ennegrecer el alma? ¿Cuándo el mundo calle y deje de hablar, el alma respirará tranquila? En el silencio está el secreto (recuerden el escrito de “EL SILENCIO ES ORO”), en el amor está la felicidad (ver escrito AMOR VERDADERO y ACTITUD DE AMOR), en la castidad esta el poder (ver el escrito “VIVIR POR LAS SIETE VIRTUDES - CASTIDAD”). No es poderoso el que más tiene, sino el que más libre está (ver escrito “TENER, HACER, SER”). No es sabio el que más habla, sino el que sabe escuchar a Dios. No es tonto el que ama sino aquel que cree no serlo por no amar.

¿Cuánta pena en el alma?, ¿cuántas cicatrices reclaman paz? Reclaman misericordia cuando no dan misericordia (egoísmo). Reclaman paz cuando la paz no reina en los corazones. ¿Donde está el amor?... ¿Donde quedó el amor?... piensa,… el que busca encuentra... al que llama se le abre. Ora, como si hablaras con Dios, pero ora de verdad.....

No le ves, no le escuchas, hombres de poca fe, despierta, despierta de tu sueño eternal. Extiende tu mano, abre tu puño y suelta todo aquello que te encadena el alma y vuela hacia ÉL. Ámale, abrázale y no lo sueltes... porque de verdad te digo que no vale la pena cambiarlo por nada de este mundo.

Un beso y abrazo fraternal a todos.

EL AMOR (ESTRACTO DE KHALIL GIBRAN). SOLICITADO POR MÍ HERMANA MORELLA MEDINA C.


“Cuando el amor nos llame, sigámoslo. Y cuando su camino sea duro y difícil, y cuando nuestras alas nos envuelvan, entreguémonos. Aunque la espada entre ellas escondida nos hiriera.

Y cuando nos hable, creamos en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal cómo el viento del norte devasta los jardines. Porque, así como el amor nos corona, así nos crucifica. Así como nos engrande, así nos poda. Así como asciende a lo más alto y acaricia nuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta nuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra. Como trigo en manojos él nos une a nosotros mismos.

Nos desgarra para desnudarnos. Nos cierne, para librarnos de nuestras coberturas (corazas). Nos pulveriza hasta volvernos blancos. Nos amasa, hasta que estemos flexibles y dóciles. Y nos asigna luego a su fuego sagrado, para que puedan convertirse en sagrado pan para la fiesta sagrada de Dios. Todo esto hará el amor en nosotros para que podamos conocer los secretos de nuestros corazones y convertirnos, por ese conocimiento en un fragmento del corazón de la Vida.
Pero si, en nuestro miedo, buscamos solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubramos nuestra desnudez y nos alejemos de nuestros umbrales. Hacia un mundo sin primaveras donde reiremos, pero no con toda nuestra risa, y lloraremos, pero no con todas nuestras lágrimas.

El amor no da nada más a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo. El amor no posee ni es poseído. Porque el amor es suficiente para el amor. Cuando amemos no debemos decir: “Dios está en mi corazón”, sino más bien: “Yo estoy en el corazón de Dios.”

Y pensemos que no podemos dirigir el curso del amor porque él si nos encuentra dignos, dirigirá nuestro curso. El amor no tiene otro deseo que el de realizarse. Pero, si amamos y debe la necesidad tener deseos, que nuestros deseos sean éstos:

«Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche. Saber del dolor de la demasiada ternura. Ser herido por nuestro propio conocimiento del amor, y sangrar voluntaria y alegremente. Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor. Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar. Volver al hogar con gratitud en el atardecer. Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción de alabanza en los labios.»”

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