viernes, 28 de septiembre de 2012

LOS VERDADEROS OJOS



¡Qué diferente sería nuestro mundo si miráramos con los ojos del corazón! 


Si así lo hiciéramos, nos daríamos cuenta de las cosas que suceden a nuestro alrededor y que normalmente no vemos, quizás nuestros rencores del pasado serían suavizados por nuestra forma de ser, y todo lo veríamos desde otra perspectiva, con mucho más bondad, incluso para quien tanto daño nos hizo en el pasado.

Si miráramos con los ojos del corazón, quizás aún estaríamos bien con aquellas personas que dijeron ser amigos y que nos falló, o estaríamos mejor en la relación con nuestras familias. ¡Quizás incluso estaríamos dispuestos a conceder segundas oportunidades!

Muchas veces vamos por la calle creyendo ver, pero realmente no vemos nada, sólo vemos lo que está frente a nosotros. Caminamos sin percatarnos de nadie, salvo que nos tropecemos accidentalmente con una persona. No acostumbramos a mirar y observar a la gente, a no ser que sea para echar una miradita a ver qué llevan puesto. Eso es mirar con los ojos, porque cuando tus ojos se posan sobre el niño que mendiga o el anciano que no puede cruzar la calle solo, y le ayudas, estás mirando con los ojos del corazón.

Si nos detuviéramos unos minutos en el diario trajín de nuestra vida, quizás hasta seríamos más felices, los malos recuerdos no nos dolerían tanto y los rencores que mantenemos se nos apocarían porque nuestra luz interior sería mucho más resplandeciente que el oscuro resentimiento, ese que debe estar lejos de nuestra vida, que no nos hace nada bien y que contamina el maravilloso mundo que tenemos ante nuestros ojos.

Al pensar en nuestro sufrimiento y en lo que cuesta levantarnos de una decepción, siempre estamos pensando en nosotros mismos. Nos sumergimos tanto en nuestras propias penas y tristezas que creemos que nadie sufre más que nosotros.

Y no es así, hay personas que no tienen nada, hombres que se fueron dejando abandonada a una mujer con sus hijos y viceversa. También están aquellas personas que no saben lo que es el descanso, que no saben estar enfermos porque eso es un lujo que no se puede permitir y que aun así dan gracias por tener lo poco o nada que tienen.

Personas que saben acariciar a sus hijos con amor y abnegación, quizás no vistan con la ropa de última moda y desconocen lo que es vivir en cama caliente cuando el frío azota el cuerpo.

También está el niño que mendiga unas monedas, y cuando se las damos nos devuelve una hermosa sonrisa, eso es porque nos miró con su corazón; no vio lo que llevábamos, sólo vio nuestra bondad y generosidad. A su vez, nos sentimos muy bien. Eso es mirar con ojos verdaderos, las cosas más sencillas del mundo son las que más alegrías aportarán a nuestra vida.

Nunca es tarde para aprender a volver empezar, para hacer las cosas de otro modo al que lo hicimos hasta ahora; tampoco es tarde para comprender que aún nos podemos mirar al espejo y sonreír por despertar sanos y contentos; no es demasiado tarde para comprender que todo lo podemos superar, que por muy grande que sea la tristeza de nuestro corazón, somos plenamente capaces de revertir las situaciones que nos son adversas.

Cada año y cada mes de nuestras vidas, siempre habrá pérdidas y ganancias de toda índole.
Sepamos enfrentar todo sin rencor, sin rabia, aprender el lenguaje secreto de nuestro corazón,
ese que nos dice como son las cosas, ese que presiente, que siente y vive dentro de nosotros.

Depende de cada quien, de si queremos mirar la vida con ojos de la indiferencia, o con ojos llenos de bondad. De cada uno de nosotros depende cambiar el rumbo a nuestras vidas y a los que nos rodean. Sólo nosotros podemos cambiar nuestra propia vida, y podemos hacerlo para beneficio de otras vidas.
La triste realidad es que por nuestra indiferencia, por no querer cambiar, nuestros rencores viven eternamente en nuestro interior, trayéndonos lo malo, la envidia, el desear lo que otros tienen, los pensamientos negativos, que muy pronto cambiarían…¡Si tan sólo por un minuto, miráramos con los ojos del corazón!

No seamos indiferentes ante la vida, ante la pobreza y la desolación de nuestros amigos o familias… No nos envenenemos con malos pensamientos.

Si caminamos por la vida y en nuestra tristeza miráramos la vida con indiferencia absoluta, detengámonos y pensemos cómo sería nuestra vida si en nuestras manos estuviera el poder cambiar el mundo. No se puede, ¿verdad?

Pero si aportamos un granito de amor hacia todas las personas, este mundo no sería lo que es, seríamos diferentes, entenderíamos que no lo podemos cambiar pero que sí podemos cambiar nuestra propia vida, hacer bien las cosas sin la indiferencia de la persona a la que nada le importa.

Cada día al despertar, por más dolor que la vida nos de, devolvamos una sonrisa y acariciemos a nuestro corazón que nos hace la gran persona que somos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿TRISTE O ALEGRE? TU DECIDES.



A veces la vida es dura, pero si la sentimos cruel quizás deberíamos mirar un poco a nuestro interior. Tenemos sobrada capacidad para ser fuertes, reponernos y decidir ser felices a pesar de todo.


Yo he decido ser feliz, tú también puedes hacerlo.

Pensemos que lo único que nadie nos puede quitar es la libertad de nuestros pensamientos y sentimientos. Nos pueden controlar todo, menos nuestra manera de pensar o de ver las cosas.

Eso es algo que sólo nos pertenece a nosotros.

En nosotros está el poder elegir como queremos estar.

Es necesario enfrentarse a los miedos, con una realidad que muchas veces no tiene nada de bonito, pero al hacerlo eso nos ayuda a definir cual será la respuesta que demos antes la situación.

Sólo nosotros sabemos cual será la respuesta a todos nuestros miedos. Pero hay algo que está a nuestro favor: que todo depende de nosotros, nosotros sabes como resolver la situación, sólo nosotros.

En la vida se pasa por muchas situaciones de dolor, de buenas y malas experiencias, ausencias de los que amamos y que hoy ya no están a nuestro lado. Muchas son las lágrimas que se derramaron o que aún brotan. Humillaciones y sufrimientos habremos pasado por la vida, pero a pesar de todo lo negro que se vea el panorama, la decisión es nuestra, podemos cambiar nuestro entorno y pintarlo con los colores que deseemos.

Nosotros decidimos, la elección es nuestra.

Si sólo vemos un mundo frío y gris, es porque nosotros queremos que sea así.

Cambiar depende de ti, nadie puede vivir la vida por ti -tenemos libertad de pensamiento, libertad para hacer o dejar lo que nos viene mal.

Es nuestro tiempo, es nuestro mundo, no vivamos una vida que no queremos, decidamos. No caigamos en los errores de aquellas personas que nunca nada cambian, puede que algunas cosas en la vida nunca cambien, pero nosotros podemos hacerlo, podemos si queremos.

Si por alguna razón estamos viviendo alguna pena, tristeza o frustración, ¡nosotros podemos decidir cómo reaccionar ante eso que nos ocurre!

Si queremos, hoy mismo podemos sentir celos, ira, hostilidad, miedo, culpa, preocupación, vergüenza o resentimiento. Todo esto lo podemos sentir si así lo decidimos. O también podemos sentir tranquilidad, esperanza, fe, amor, alegría y otros tantos sentimientos que nos den estabilidad cuando decidamos pensar en forma optimista y positiva.

Démonos cuenta de que lo que nos sucede no es lo que nos afecta: es el cómo reaccionamos ante esas situaciones.

Durante los próximos días tengamos esto en nuestra mente, y repitámonos ante el espejo que sólo depende de nosotros decidir cómo sentirnos, porque cuando tenemos la capacidad de elegir, también podemos enfrentar nuestros problemas. Dentro de nosotros están las soluciones.

Decidamos ser felices, nos lo merecemos, no dejemos que nadie nos robe nuestros sueños y felicidad. Sólo nosotros puedes escoger como será nuestra vida. Nos pueden ayudar, pero nosotros dirigimos nuestra propia vida.

La felicidad está dentro de nosotros. Tenemos capacidad de elegir. Alguien como nosotros es capaz de esto y mucho más...

SEAMOS FELICES.

lunes, 17 de septiembre de 2012

LA LIBERTAD DEL AMOR


El amor sólo se entrega libremente.


Cuando amamos deseamos que la persona a quien amamos siempre esté a nuestro lado y nunca nos deje.

Deseamos retenerla siempre a nuestro lado.

A veces, ese deseo de retener a la persona que amamos va demasiado lejos y actuamos posesivamente, como si el amor implicase esclavitud.

Podemos atrapar un amor, pero el amor sólo es verdadero cuando se entrega libremente.

viernes, 14 de septiembre de 2012

LA MOCHILA DE NUESTRA VIDA



A lo largo de nuestras vidas vamos acumulando muchas cosas, penas, alegrías, tristezas, nostalgias y amores que un día fueron todo en nuestra vida y hoy por las razones que sean han quedado en sólo eso: recuerdos.


Esas cargas, o mejor prefiero llamarlas mochilas, con las que vamos cargando todos los días hacen que todo pese más de lo debido, por lo que convendría descargarnos de muchas de esas frustraciones y desamores para que caminemos por la vida sin tanto peso.

¿Por qué nos cuesta tanto desprendernos de esos sentimientos que sólo nos hacen daño? ¿Por qué no tiramos todas esas cosas que no nos sirven por mucho que las añoremos? Debemos soltar, aprender a no cargar con tantas tristezas sobre los hombros, al final te queda el cuerpo cansado, tu vida aniquilada, sin fuerzas.

A veces vamos por la vida mirando hacia atrás, pensando en lo que pudimos hacer y no se hizo, en sueños abandonados, ilusiones, trabajos y amores que quedaron atrás. Pero por mucho que duela, esas cosas que quedaron atrás están en su lugar correcto, el pasado. Hay que dejar esas cosas atrás, en el pasado, dejarlos ahí. No es saludable vivir con tantos recuerdos, con tantas amarguras. No quiero decir que las olvidemos, que no recordemos, sino que nos deslastremos de aquellas cargas que no nos dejan avanzar.

Si alguna vez amamos y nos amaron pero la relación sólo quedó en un hermoso o triste recuerdo, debemos seguir, volver a reinventarnos de nuevo, volver a tener sueños y esperanzas.

La vida siempre nos traerá muchas cosas con las que iremos llenando la mochila a lo largo de nuestras vidas. Pero esa mochila es nuestra, es nuestra vida, y de nosotros depende cuanto pese la mochila con la que cargamos. Nosotros somos quienes decidimos qué se mete, qué permanece dentro, y qué cosas, recuerdos y sentimientos ya no tienen lugar en nuestra mochila. No es bueno ir llorando la tristeza de sueños rotos, de metas que no se lograron; al contrario trata de sacar y dejar que el viento se lleve esos dolores que nos hace pedazos el corazón.

Algunas pertenencias son muy pesadas y no debiéramos seguir manteniéndolas en la mochila de nuestra vida. Tal vez un día nos dimos cuenta de que todo cuanto teníamos no era verdad, que el amor que soñamos no era tal, o hemos tenido sueños que se han visto truncados por situaciones que no hemos podido solucionar…

Tengamos valentía, levantémonos y plantemos cara a la vida, desprendámonos de todo lo que está allí, de esas cosas que verdaderamente pesan, cosas que pesan porque cuando las miramos nos hacen mal. Lanza al aire esos sentimientos atrapados en tu mochila.

No suframos por quien no supo amarnos, no demos más de nosotros de lo que ya dimos. Si acabamos sintiendo un vacío, no importa, siempre habrá posibilidades de volver a empezar una mejor vida. Dejemos en la oscuridad todo aquello que no nos deja ver el sol, respiremos y soltemos esos malos recuerdos, liberemos nuestra alma, dejemos que nuestro corazón vuelva a estar contento, démosle una oportunidad a la vida de volver a conocer el amor, de volver a ver el mundo con buenos ojos. No importa por lo que hemos pasado, siempre hay razones para volver a sonreír, siempre habrá un mañana para volver a recomenzar.

Liberémonos de esa mochila que nos pesa tanto y no nos deja caminar.

Podemos ser felices, lo vamos a lograr, tengamos buena actitud y un día nos veremos caminando ligera y abierta a las ventanas de una nueva vida.

Un amor no nos puede disminuir, mas bien nos debe fortalecer, recordemos que cada vez que no nos aman no somos nosotros quienes perdemos, al contrario, ellos pierden y nosotros ganamos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿QUE ES LA JUVENTUD, DIVINO TESORO?




La juventud no es una época de la vida; es un estado de ánimo. No es sólo mejillas rosadas, labios encarnados y articulaciones flexibles; es un temperamento de la voluntad, una cualidad de la imaginación; un vigor de las emociones; es la frescura de la Primavera profunda de la vida.


Juventud significa el predominio del valor sobre la Timidez en el carácter; del apetito de la aventura sobre el amor al Ocio. Ello reviste más valor en un hombre de cincuenta años que en un niño de veinte.

Nadie envejece por haber vivido un mínimo determinado de años. Sólo se envejece cuando se abandonan los ideales. Los años arrugan la piel, más solo el abandono del entusiasmo arruga el Alma. El pesar, la duda, la propia desconfianza, el miedo a la desesperación, son los años que encorvan el corazón y conducen al espíritu floreciente a las sombras.

Ya se tenga dieciséis o sesenta, siempre existe en cada corazón humano el impulso a la maravilla, el suave asombro ante las estrellas; el desafío a los acontecimientos, el apetito infantil y jamás desmentido por lo venidero y la alegría de vivir.

Uno es tan joven como su fe, tan viejo como sus negaciones, tan joven como la confianza en sí mismo, tan viejo como su temor; tan joven como su esperanza, tan viejo como su desesperación.


En el lugar central del corazón hay un árbol siempre floreciente: se llama amor. Mientras este árbol tenga flores, el corazón es joven; si se muere, se torna viejo.

En el lugar del corazón hay un conjunto de vibraciones; mientras en ellas se reciban mensajes de Fe y Belleza, de Esperanza y Alegría, de Fuerza y Grandeza, de Valor y Poder desde la Tierra, desde el Hombre y desde el Infinito, cualquiera puede ser joven.

Más cuando aquel lugar deja de funcionar y el sitio central del corazón se cubre con las nieves del Egoísmo y el Hielo del Pesimismo, entonces: Uno es Viejo, aunque tenga veinte años.

En aquel caso, Dios tenga piedad de aquella Alma. “A donde vayas habrá siempre algo más fuerte... Hecho por algo más fuerte que la Vida misma... Bendito ese “Algo” que puede dar Vida a la Vida... “y Luz al Espíritu para nunca perderlo”.

Por ello, nunca se es Viejo cuando se tiene un corazón Alegre…JUVENTUD DIVINO TESORO.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

VIVIR UN DÍA A LA VEZ



Aprender a vivir el día a día es un arte, siempre estamos tratando de vivir todas las cosas al mismo tiempo, las penas, las alegrías, las tristezas, la felicidad y el amor.


Y por cada día que vivimos con todas esas cargas que tanto nos pesan, dejamos de disfrutar la vida, la cual se supone deberíamos vivir en plenitud y en armonía. Ese día del que debiéramos disfrutar es hoy.

Dejemos las sombras del pasado y esperemos pacientemente el futuro, todo llega, nada queda detenido, no vivamos en forma apresurada pues así sólo viviremos con tristezas ya que no dejaremos paso a la felicidad.

Aprendamos a vivir este día.
-No habrá otro igual-

Si hoy estamos felices disfrutemos de ello, no temamos, sólo vivámoslo, ya tendremos tiempo de buscar soluciones si algo sale mal; no nos agobiemos pensando en el futuro. Lo que suceda el día de mañana es desconocido y eso puede asustar, pero hoy vivimos el día de hoy. Disfrutemos del día que estamos viviendo hoy.

No llevemos todas nuestras cargas a la vez, no miremos la carga del pasado ni la del mañana, porque nos harán sufrir, nadie sabe qué nos traerá el mañana, ¿para que sufrir por ello?

Las cosas del pasado no las podemos cambiar, pero podemos aprender de ellas, sirven como lección de vida. Nuestras experiencias nos enseñan, y pueden servirnos en el futuro así como en el día de hoy.

¿El mañana? Quien sabe qué será del futuro. Nadie conoce el día del mañana. Aun no se ha escrito, no se sabe como será, así que mejor no te angusties por el mañana, vive un día a la vez, serás más feliz así, y tus cargas serán más livianas.

Lo único que debe contar para nosotros es el día de hoy, vivámoslo, es nuestro día, no habrá otro igual. Habrá días mejores o peores pero nunca uno igual -NO TE LO PIERDAS-

¿Para qué llevar todas nuestras cargas en un día?

Para nuestro bien, existe el día y la noche, gracias a lo que podemos recobrar nuestras fuerzas para poder enfrentar el mañana que también será un día nuevo e irrepetible. -Sólo tenemos un día en nuestras vidas- hagamos de nuestro hoy la más grandes y maravilla posible, soñemos, seamos felices, riamos y si sufrimos hagámoslo con la clara convicción que lo vamos a superar porque sólo así aprenderemos a vivir la vida…

Día a día, paso a paso…
Lo que no podemos hacer es pretender vivir una semana o un año a la vez, vivamos mejor el día de hoy.

domingo, 2 de septiembre de 2012

HAY QUE SER VALIENTE




Hay que ser valiente para huir de los chismes, cuando los demás se deleitan en ellos. 

Hay que ser valiente para defender a una persona ausente a quien se crítica abusivamente. 

Hay que ser valiente para no conformarse y seguir creyendo en un mundo mejor.

Hay que ser valiente para vivir honradamente dentro de nuestros recursos, y no deshonestamente a expensas de otro.

Hay que ser valiente para ser verdaderamente hombre o mujer aferrándose a nuestros ideales, cuando esto nos hace parecer extraños o singulares. 

Hay que ser valiente para decir rotunda y firmemente no, cuando los que nos rodean dicen sí.

Hay que ser valiente para vestirnos según nuestros ingresos y negarnos a lo que no podemos comprar.

Hay que ser valiente para guardar silencio, en ocasiones que una palabra nos limpiaría del mal que se dice de nosotros pero perjudicaría a otra persona. 

Hay que ser valiente para negarse a hacer una cosa mala aunque otros la hagan.

Hay que ser valiente para huir de los chismes cuando los demás se deleitan con ellos.

Hay que ser valiente para vivir según nuestras convicciones. 

Hay que ser valiente para defender a una persona ausente a quien se critica abusivamente.

Hay que ser valiente para ver en las ruinas de un desastre que nos mortifique y humille, los elementos de un éxito futuro. 

Hay que ser valiente para pasar las veladas en casa, tratando de aprender.

Hay que ser valiente para ver, en las ruinas de un desastre, que nos mortifica, nos humilla y nos traba, los elementos de un futuro éxito.