domingo, 28 de septiembre de 2014

APRENDER A VIVIR CON NUESTROS SEMEJANTES



Esta es una fábula que me la contó hace ya algún tiempo atrás una persona muy estimada. El tema que estábamos tratando era en referencia a los conflictos y problemas que  surgen a partir de nuestra convivencia con los demás.

La fábula va de esta manera:

“Hace mucho tiempo, durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.

Los puercoespines dándose cuenta de esta situación, decidieron unirse en grupos.

Así, de esa manera se abrigarían y protegerían entre sí. Pero no se habían percatado en algo. Las espinas de cada uno herirían a los compañeros más cercanos, lo que precisamente ofrecía más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra.

Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con sus semejantes podía causarles. Ya que lo más importante es el calor del otro. Y así pudieron sobrevivir.”

Esta historia no deja de ser interesante al hacer una analogía en las diferencias y desacuerdos que surgen producto de nuestra convivencia con los demás.


Aprendamos a convivir con nuestros semejantes aceptándolos tal y cómo son.

domingo, 21 de septiembre de 2014

PERDIENDO TAMBIÉN SE GANA



Suena fácil, incluso sencillo, pero no lo es. Hay que estar dispuestos a perder algo para ganar algo mejor. Dispuestos a perder aquello por lo que trabajamos durante mucho tiempo, para ganar algo nuevo, diferente y mejor.

Muchas veces es necesario perder para ganar… cuando estamos en una relación de pareja que se ha vuelto tormentosa, cuando esos mismos sueños que un día alimentaron nuestras vidas ya no están, cuando esa persona que era nuestra vida se fue, nos ha sido infiel… o cuando nuestros amigos con los que compartíamos nuestras alegrías y penas ya no están ahí para nosotros, están demasiados ocupados para atendernos.

Nuestro matrimonio ha sido horrible, sólo deseamos que todo sea un mal sueño para despertar de todas esas tristes realidades… en todas estas situaciones, es necesario perder para ganar.

Hay que perder para ganar. 

Hay que perder, soltar aquello que no nos hace bien, aunque sea algo por lo que luchamos y creímos tiempo atrás. No se puede estar todo el tiempo hablando de los sufrimientos e injusticias que vivimos, tenemos que estar dispuestos a soltar, dejar atrás… perder para ganar.

Claro que vamos a sufrir, vamos a llorar, pero ¿qué vale más? Supondrá un tiempo en silencio, haciendo una limpieza interior para poder salir a la luz, para poder darle a la vida otra oportunidad y tratar de vivir en forma tranquila.

Por miedo a la soledad acabamos aferrándonos a los recuerdos, a lo que hemos ganado y a lo que llevamos tiempo guardando. Todo en la vida cuesta esfuerzo, por eso cuesta soltar y perder. Pero nada en esta vida nos pertenece, ni siquiera nuestra propia vida, todo es prestado, nada es eterno… por eso los invito a hacer esta reflexión: muchas veces debemos perder para levantarnos y ganar de nuevo.

Recordemos cómo era su vida antes que llegasen tantos problemas y el sufrimiento se anidase en nuestros corazones. ¿Dónde quedó esa persona que éramos antes, con sueños de éxito y proyectos realizados? ¿Dónde está esa persona luchadora que más de alguna vez fue modelo a seguir para otras personas? ¿Qué fue de aquella persona con propósito y visión que una vez fuimos?

Intentemos buscar dentro de nuestro ser qué pasó con aquella persona que una vez fuimos,
y volvamos a pensar que somos muy especiales.

Volvamos a creer en nosotros, en nuestra capacidad de amar y progresar en lo que nos propongamos. 

Volvamos a pensar que si queremos trabajar en algo, podremos hacerlo. 

Volvamos a ser una persona segura de sí misma, como lo hemos sido en el pasado, más que ahora... antes de que llegara esa persona que nos acabó anulando por completo.

No es nada fácil volver a reír sin parar, no es fácil cuando sólo queremos llorar. No es fácil volver a entregar el corazón cuando nos lo han roto varias veces, pero se puede, si ponemos de nuestra parte podremos. Sólo necesitamos ser conscientes que a veces hay que saber soltar, dejar ir lo que nos rodea (sea material o sentimental) y dejar marchar aquellas cosas que no nos hacen feliz. 

Hay que perder para ganar, porque dentro de esa “pérdida” volveremos a renacer, a vivir la vida sin estar sufriendo o sin estar todo el día hablando de nuestras penas… Hay vida para nosotros, hay esperanzas dentro del dolor, confiemos en Dios que así será. Hagamos un ejercicio;

-Respira-

Suelta…  y vuelve a vivir.

domingo, 14 de septiembre de 2014

¿QUÉ TIENE O NO SOLUCIÓN?



Hay cosas que no tienen solución, muchos nos agobiamos por ellas... y no tiene ningún sentido.

Lo que no tiene solución hay que dejarlo de lado

Queremos lo mejor, y siempre lo estamos buscando… Queremos el mejor trabajo, el mejor amor, las mejores amistades, y eso está bien, es bueno porque nos lleva a progresar en la vida.

Pero no es sano desear lo que no tenemos cuando ello nos lleva a no poder conciliar el sueño y a no apreciar las cosas que sí tenemos.

Si nos damos cuenta, es muy fácil que se nos esté pasando la mitad de nuestras vidas buscando soluciones donde no las hay, trabajos que no son para nosotros, amores que no nos convienen y poco a poco nos vamos achicando como personas porque sentimos que nada es para nosotros, que siempre vamos detrás del arco iris queriendo buscar los tesoros que no existen.

No dejemos que los años y la vida se nos vayan mientras añoramos todo lo que no tenemos y deseamos tener, no malgastemos los años intentando tener lo que no es para nosotros y mucho menos amargándonos por no haberlo logrado todavía.

Hay que tener sueños, pero deben ser sueños y metas que estén a nuestro alcance. No hay que tener expectativas irrealistas. Hay que luchar por lo que se desea, pero no hasta el punto de despreciar lo que ahora tenemos por compararlo con lo que soñamos tener algún día. Debemos aprender a ser felices con lo mucho y lo poco que tenemos. Aunque nos cueste creerlo, a veces las cosas más pequeñas son las cosas que más valor tienen en nuestras vidas.

Tener sueños y metas nos hace muy bien, luchar por aquello que se desea es muy loable, pero no nos desgastemos por lo que no tenemos o por aquello a lo que no le hemos encontrado soluciones.

Puede que pasemos en vela demasiadas noches de nuestra vida, noches que pasamos sin dormir, pensando en cómo arreglar las cosas que aún tenenmos pendientes, cosas que sabemos que no tienen una solución a nuestro alcance. Si es así reconozcámoslo, son cosas que no podemos solucionar o cambiar, dejémoslo, no nos angustiemos, no perdamos nuestra paz por ello. Mejor pensemos en otras cosas.

Seamos constructores de felicidad y amor, seamos máquinas que siempre producen cosas buenas, seamos personas que saben vivir con lo que hay, que saben encajar las dificultades de la vida y que no viven amargadas con lo que no pueden hacer o lo que no tienen.

En nuestra vida, como en todas las cosas, tenemos limites, no podemos tenerlo todo. Muchas veces podemos ser felices, pero por no estar con la persona que queremos, no lo estamos. Muchas veces queremos un buen trabajo, pero no tenemos la capacidad de realizarlo pues no somos lo que la empresa necesita. En la vida todo tiene un porqué, nos enfrentamos a paredes impenetrables e impedimentos que no son justos pero que están ahí. Pero no por ello debemos ser personas tristes, hay que saber qué cosas son para uno y lo demás dejarlo partir.

Todas las personas, hombres y mujeres han sido colmados de muchas bendiciones, simplemente hay que reconocerlas y cultivarlas para así no vivir alimentando vacíos, traumas, amarguras y decepciones.

No dejemos que una nube nos tape la maravillosa luz del día, simplemente aceptemos que hay cosas que no tienen solución y cosas que no podremos cambiar o tener. Por nuestro propio bien, dejemos esas cosas de lado y disfrutemos de lo mucho o lo poco que tengamos. Será mejor, merecemos la pena vivir feliz así.

Pensemos que hay otras alternativas para nuestras vidas, cosas que siempre vienen bien, centrémonos más en las cosas que poseemos y en ser más agradecidos. Evitemos pasarnos el día pensando en las carencias que hay.

En este mundo hay personas que darían todo por tener una pequeña parte de lo que tenemos, mientras tanto nos angustiamos deseando lo que tienen lo demás. Dejemos esos malos pensamientos y empecemos a ser feliz con todo lo que poseemos, valoremos y disfrutemos de lo que hoy existe en nuestras vidas.

Vivamos la vida con alegría, porque a pesar de las frustraciones siempre nos quedará la esperanza de que algún día podamos lograr lo que tanto añoramos, las cosas tienen soluciones, pero hay que ser pacientes. Y si vemos que pese a todo esfuerzo que hagamos hay cosas que no logramos y por los que no podemos hacer nada, no vale la pena vivir en angustia y amargura por ello. Mejor dejemos esos sueños o pretensiones y disfrutemos de lo que sí está a nuestro alcance.


Podemos ser felices a pesar de no tenerlo todo. La vida hay que vivirla con mucha esperanza, amor y paciencia, de este modo podemos lograr mucho más de lo que te imaginas.