domingo, 12 de octubre de 2014

GRACIAS DIOS POR TODAS TUS BENDICIONES



Aunque nos tapemos los oídos con la almohada y gritemos de rabia cuando suena el despertador... Gracias a Dios que podemos oír. Hay muchos que son sordos.

Aunque cerremos los ojos cuando, al despertar, el sol se mete en nuestra habitación... Gracias a Dios que podemos ver. Hay muchos ciegos.

Aunque nos pesa levantarnos y salir de la cama... Gracias a Dios que tenemos fuerzas para hacerlo. Hay muchos postrados que no pueden.

Aunque nos enojemos cuando no encontremos nuestras cosas en su lugar porque los hijos hicieron un desorden... Gracias a Dios que tenemos familia. Hay muchos solitarios.

Aunque la comida no estuvo buena y el desayuno fue peor... Gracias a Dios que tenemos alimentos. Hay muchos con hambre.

Aunque nuestro trabajo en ocasiones sea monótono rutinario... Gracias a Dios que tenemos ocupación. Hay muchos desempleados.

Aunque no estemos conformes con la vida, peleemos con nosotros mismos y tengamos muchos motivos para quejarnos... Gracias a Dios por la vida.

Aunque el dinero no nos alcance para zapatos nuevos... Gracias padre celestial, pues tengo pies... Hay quienes no los tienen.

Cuando vemos nuestras manos maltratadas, por el trabajo, y nuestro bajo salario… Gracias Señor, pues tenemos manos... Algunos no tienen manos.

Cuando nos quejamos del pago de servicios y vemos que no nos alcanza... Gracias padre de los cielos, hay muchos que carecen de todo.

Gracias padre celestial por el aire que respiramos... Porque seguimos respirando... cuando muchos han dejado de hacerlo hoy.

Son tantas las cosas que tenemos que agradecerte... Por cada día que nos permites despertar a la vida... Gracias Dios mío.

domingo, 28 de septiembre de 2014

APRENDER A VIVIR CON NUESTROS SEMEJANTES



Esta es una fábula que me la contó hace ya algún tiempo atrás una persona muy estimada. El tema que estábamos tratando era en referencia a los conflictos y problemas que  surgen a partir de nuestra convivencia con los demás.

La fábula va de esta manera:

“Hace mucho tiempo, durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.

Los puercoespines dándose cuenta de esta situación, decidieron unirse en grupos.

Así, de esa manera se abrigarían y protegerían entre sí. Pero no se habían percatado en algo. Las espinas de cada uno herirían a los compañeros más cercanos, lo que precisamente ofrecía más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra.

Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con sus semejantes podía causarles. Ya que lo más importante es el calor del otro. Y así pudieron sobrevivir.”

Esta historia no deja de ser interesante al hacer una analogía en las diferencias y desacuerdos que surgen producto de nuestra convivencia con los demás.


Aprendamos a convivir con nuestros semejantes aceptándolos tal y cómo son.

domingo, 21 de septiembre de 2014

PERDIENDO TAMBIÉN SE GANA



Suena fácil, incluso sencillo, pero no lo es. Hay que estar dispuestos a perder algo para ganar algo mejor. Dispuestos a perder aquello por lo que trabajamos durante mucho tiempo, para ganar algo nuevo, diferente y mejor.

Muchas veces es necesario perder para ganar… cuando estamos en una relación de pareja que se ha vuelto tormentosa, cuando esos mismos sueños que un día alimentaron nuestras vidas ya no están, cuando esa persona que era nuestra vida se fue, nos ha sido infiel… o cuando nuestros amigos con los que compartíamos nuestras alegrías y penas ya no están ahí para nosotros, están demasiados ocupados para atendernos.

Nuestro matrimonio ha sido horrible, sólo deseamos que todo sea un mal sueño para despertar de todas esas tristes realidades… en todas estas situaciones, es necesario perder para ganar.

Hay que perder para ganar. 

Hay que perder, soltar aquello que no nos hace bien, aunque sea algo por lo que luchamos y creímos tiempo atrás. No se puede estar todo el tiempo hablando de los sufrimientos e injusticias que vivimos, tenemos que estar dispuestos a soltar, dejar atrás… perder para ganar.

Claro que vamos a sufrir, vamos a llorar, pero ¿qué vale más? Supondrá un tiempo en silencio, haciendo una limpieza interior para poder salir a la luz, para poder darle a la vida otra oportunidad y tratar de vivir en forma tranquila.

Por miedo a la soledad acabamos aferrándonos a los recuerdos, a lo que hemos ganado y a lo que llevamos tiempo guardando. Todo en la vida cuesta esfuerzo, por eso cuesta soltar y perder. Pero nada en esta vida nos pertenece, ni siquiera nuestra propia vida, todo es prestado, nada es eterno… por eso los invito a hacer esta reflexión: muchas veces debemos perder para levantarnos y ganar de nuevo.

Recordemos cómo era su vida antes que llegasen tantos problemas y el sufrimiento se anidase en nuestros corazones. ¿Dónde quedó esa persona que éramos antes, con sueños de éxito y proyectos realizados? ¿Dónde está esa persona luchadora que más de alguna vez fue modelo a seguir para otras personas? ¿Qué fue de aquella persona con propósito y visión que una vez fuimos?

Intentemos buscar dentro de nuestro ser qué pasó con aquella persona que una vez fuimos,
y volvamos a pensar que somos muy especiales.

Volvamos a creer en nosotros, en nuestra capacidad de amar y progresar en lo que nos propongamos. 

Volvamos a pensar que si queremos trabajar en algo, podremos hacerlo. 

Volvamos a ser una persona segura de sí misma, como lo hemos sido en el pasado, más que ahora... antes de que llegara esa persona que nos acabó anulando por completo.

No es nada fácil volver a reír sin parar, no es fácil cuando sólo queremos llorar. No es fácil volver a entregar el corazón cuando nos lo han roto varias veces, pero se puede, si ponemos de nuestra parte podremos. Sólo necesitamos ser conscientes que a veces hay que saber soltar, dejar ir lo que nos rodea (sea material o sentimental) y dejar marchar aquellas cosas que no nos hacen feliz. 

Hay que perder para ganar, porque dentro de esa “pérdida” volveremos a renacer, a vivir la vida sin estar sufriendo o sin estar todo el día hablando de nuestras penas… Hay vida para nosotros, hay esperanzas dentro del dolor, confiemos en Dios que así será. Hagamos un ejercicio;

-Respira-

Suelta…  y vuelve a vivir.

domingo, 14 de septiembre de 2014

¿QUÉ TIENE O NO SOLUCIÓN?



Hay cosas que no tienen solución, muchos nos agobiamos por ellas... y no tiene ningún sentido.

Lo que no tiene solución hay que dejarlo de lado

Queremos lo mejor, y siempre lo estamos buscando… Queremos el mejor trabajo, el mejor amor, las mejores amistades, y eso está bien, es bueno porque nos lleva a progresar en la vida.

Pero no es sano desear lo que no tenemos cuando ello nos lleva a no poder conciliar el sueño y a no apreciar las cosas que sí tenemos.

Si nos damos cuenta, es muy fácil que se nos esté pasando la mitad de nuestras vidas buscando soluciones donde no las hay, trabajos que no son para nosotros, amores que no nos convienen y poco a poco nos vamos achicando como personas porque sentimos que nada es para nosotros, que siempre vamos detrás del arco iris queriendo buscar los tesoros que no existen.

No dejemos que los años y la vida se nos vayan mientras añoramos todo lo que no tenemos y deseamos tener, no malgastemos los años intentando tener lo que no es para nosotros y mucho menos amargándonos por no haberlo logrado todavía.

Hay que tener sueños, pero deben ser sueños y metas que estén a nuestro alcance. No hay que tener expectativas irrealistas. Hay que luchar por lo que se desea, pero no hasta el punto de despreciar lo que ahora tenemos por compararlo con lo que soñamos tener algún día. Debemos aprender a ser felices con lo mucho y lo poco que tenemos. Aunque nos cueste creerlo, a veces las cosas más pequeñas son las cosas que más valor tienen en nuestras vidas.

Tener sueños y metas nos hace muy bien, luchar por aquello que se desea es muy loable, pero no nos desgastemos por lo que no tenemos o por aquello a lo que no le hemos encontrado soluciones.

Puede que pasemos en vela demasiadas noches de nuestra vida, noches que pasamos sin dormir, pensando en cómo arreglar las cosas que aún tenenmos pendientes, cosas que sabemos que no tienen una solución a nuestro alcance. Si es así reconozcámoslo, son cosas que no podemos solucionar o cambiar, dejémoslo, no nos angustiemos, no perdamos nuestra paz por ello. Mejor pensemos en otras cosas.

Seamos constructores de felicidad y amor, seamos máquinas que siempre producen cosas buenas, seamos personas que saben vivir con lo que hay, que saben encajar las dificultades de la vida y que no viven amargadas con lo que no pueden hacer o lo que no tienen.

En nuestra vida, como en todas las cosas, tenemos limites, no podemos tenerlo todo. Muchas veces podemos ser felices, pero por no estar con la persona que queremos, no lo estamos. Muchas veces queremos un buen trabajo, pero no tenemos la capacidad de realizarlo pues no somos lo que la empresa necesita. En la vida todo tiene un porqué, nos enfrentamos a paredes impenetrables e impedimentos que no son justos pero que están ahí. Pero no por ello debemos ser personas tristes, hay que saber qué cosas son para uno y lo demás dejarlo partir.

Todas las personas, hombres y mujeres han sido colmados de muchas bendiciones, simplemente hay que reconocerlas y cultivarlas para así no vivir alimentando vacíos, traumas, amarguras y decepciones.

No dejemos que una nube nos tape la maravillosa luz del día, simplemente aceptemos que hay cosas que no tienen solución y cosas que no podremos cambiar o tener. Por nuestro propio bien, dejemos esas cosas de lado y disfrutemos de lo mucho o lo poco que tengamos. Será mejor, merecemos la pena vivir feliz así.

Pensemos que hay otras alternativas para nuestras vidas, cosas que siempre vienen bien, centrémonos más en las cosas que poseemos y en ser más agradecidos. Evitemos pasarnos el día pensando en las carencias que hay.

En este mundo hay personas que darían todo por tener una pequeña parte de lo que tenemos, mientras tanto nos angustiamos deseando lo que tienen lo demás. Dejemos esos malos pensamientos y empecemos a ser feliz con todo lo que poseemos, valoremos y disfrutemos de lo que hoy existe en nuestras vidas.

Vivamos la vida con alegría, porque a pesar de las frustraciones siempre nos quedará la esperanza de que algún día podamos lograr lo que tanto añoramos, las cosas tienen soluciones, pero hay que ser pacientes. Y si vemos que pese a todo esfuerzo que hagamos hay cosas que no logramos y por los que no podemos hacer nada, no vale la pena vivir en angustia y amargura por ello. Mejor dejemos esos sueños o pretensiones y disfrutemos de lo que sí está a nuestro alcance.


Podemos ser felices a pesar de no tenerlo todo. La vida hay que vivirla con mucha esperanza, amor y paciencia, de este modo podemos lograr mucho más de lo que te imaginas.

viernes, 1 de agosto de 2014

LA HUMILDAD ES ALGO QUE SE DEBE LLEVAR EN EL CORAZÓN



Hoy voy hablar de la humildad, algo que no todos tenemos, pero que es muy necesitado por la humanidad.

Hay personas que piensan que todo el mundo les debe algo, que todos debemos vivir a su ritmo, jamás se dan cuenta o consideran que pudiera haber otra persona con mayores apuros y carencias que ellas mismas. Sólo ven por lo que ellos necesitan y quieren.

Muchas veces, son personas muy afortunadas, aunque de ello no se percaten. No saben valorar el esfuerzo que supone para los demás darles o regalarles algo, lo ven como un deber. No sienten necesidad de agradecer nada, actúan como si todo cuanto se les dé fuese el pago de una deuda que se tiene con ellos. Si algo bueno llega al hogar, lo toman para sí mismos sin pensar en los demás, sin pensar en lo mucho que otros en el hogar podrían disfrutarlo, necesitarlo o merecerlo.

Recientemente una persona así visitaba a un humilde amigo, de esas personas que trabajan de sol a sol para salir adelante en un país extranjero.

Se dirigió a él para contarle la maravillosa vida que tiene, lo bien que vive, los placeres que puede permitirse, y el poco esfuerzo que le supone tenerlo. Y yo me pregunto, ¿por qué hay personas que hacen eso? ¿Cómo puede ir alguien a la casa de una persona de escasos recursos a decirles que come lomito todos los días?

La falta de humildad que a veces tenemos frente a nuestros semejantes es tan triste que hasta me cuesta contar las anécdotas de este ser humano tan pobre de espíritu. Debemos reflexionar antes de hablar sobre aquello que poseemos porque hay muchas personas menos afortunadas que no tienen ni lo más básico para vivir.

La soberbia y falta de humildad pueden alejarnos de los demás, de la gente a la que queremos… Pero el orgullo, no sólo aleja a los demás del quien es soberbio, también les aleja de quienes comparten el hogar con él. Pues a fin de evitar al soberbio, también acaban evitando a quienes están con él. Se pueden perder amigos por estar junto a alguien que es tan soberbio que logra proyectar esa fea imagen también sobre ti, por estar con él.

La humildad es algo que se debe llevar en el corazón porque Dios fue el ser más humilde y humillado, pero pese a ello, nos perdonó y sigue perdonando la falta de humanidad que tenemos con nuestros semejantes.

La vida de una persona soberbia es muy mala, pero especialmente estar y vivir cerca de ellos no es bueno para la salud, acaba siendo emocionalmente enfermizo. Si tienen a una persona así cerca de ustedes, es mejor alejarla o ayudarla a que vea su error, pues no le hace bien a nadie. Seguramente tanto lo uno como lo otro será muy difícil. Hacerle ver su error será casi imposible, porque precisamente su falta de humildad le cegará. Y alejarse, será igualmente complicado, pues cuando nos intentemos alejar, se nos pegará más, como si aún le debiésemos mucho más, y no tendrá intenciones de perdernos, pues es de nosotros de quien a diario recibe lo que tiene.

Una persona agradecida es la que muchas veces lo ha perdido todo y aun así sigue feliz de haber contado con el amor de las personas que le conocieron, pues aun en su difícil situación, sigue tan humilde como cuando era una persona con una situación envidiable.

La verdad es que no se necesita mucho para ser una buena persona. Tener fortuna o no en la vida, no hace diferencia: podemos no tener nada, y ser agradecidos, siempre atentos a quienes nos rodean. Y también podemos tenerlo todo y no dejar de ser buenas personas, sólo hace falta que sigamos siendo personas sencillas, con valores, que lloran cuando alguien sufre, que nos duele perder a alguien, que estamos atentos y agradecidos por los demás… y que no permitimos que los éxitos se nos suban a la cabeza perdiendo la humildad.

Aprendamos a vivir con lo que tenemos, y seamos buenos con quienes tienen menos que nosotros.

Seamos humildes, y no nos permitamos alardear de lo que la vida nos ha dado.

domingo, 27 de julio de 2014

UN MUNDO DE OPORTUNIDADES



Muchas veces por no tomar riesgos dejamos pasar muchas cosas, entre ellas el amor, la familia, e incluso la iglesia; y todo porque ese día no nos provoca, porque tenemos flojera o pereza, o porque simplemente no tenemos tiempo…

Siempre existe una razón para dejar pasar las maravillosas oportunidades que nos concede la vida:

Cuando conocemos a una persona que nos gusta, pero no lo decimos, pensando y esperando que llegue un momento mejor para hablar con aquel ser… pero un día cualquiera nos damos cuenta que ya no está disponible, lo hemos visto con otra persona y nos enojamos porque no somos nosotros quien pasea de su brazo, porque esa persona se ve feliz y nosotros no. Tuvimos la oportunidad y la perdimos, no todas las cosas giran en nuestro entorno, todo tiene su tiempo.

Cuando nos ofrecen un trabajo pero no nos gusta, es muy poco para nosotros o está lejos de nuestra casa. No lo pensamos y lo dejamos pasar, pero nos está costando encontrar un trabajo para nosotros y nuestros hijos, o simplemente para que podamos vivir por nuestra cuenta, independientemente. Recorremos días completos y nada, no encontramos trabajo; volvemos a lo que ya habíamos visto, pero la plaza laboral que antes nos ofrecieron ya ha sido ocupada. ¿Por qué no lo tomamos? Desde ese trabajo podíamos haber ampliado nuestros horizontes y quizás con algo en las manos tendríamos una mejor oportunidad para encontrar otras cosas, pero no, hemos dejado escapar la oportunidad.

Cuando no nos sentimos bien con algún familiar y nos duele mucho que no nos reconozcan en nada: Sentimos poco cariño y aprecio por parte de la familia, y en nuestro orgullo dañado no somos capaces de ir y mostrar amor a quien nos está tratando mal. No tenemos fuerzas para pagar con bien el mal, ¿pero cómo vamos hacer eso? Sería denigrante. Y cuando por fin decidimos ir a vera nuestra familia, ya no podemos, ha pasado tanto tiempo que en vez de acercarse a nosotros se han alejado mucho más porque nunca estábamos presentes en los eventos importantes de la familia (fallecimientos, cumpleaños, aniversarios, fiestas, etc.) Ya es tarde, nadie está dispuesto a dejarse atropellar por nosotros, pues estamos tan alto que difícilmente vemos lo que está por debajo de nosotros. Hemos vuelto a dejar pasar la oportunidad de estar con nuestra familia y ser felices con ellos.

Cuando tenemos algo bueno ante nuestros ojos, y no lo apreciamos hasta que falta. Pasamos y vemos hermosas flores, el campo nos muestra una gran variedad de cosas hermosas que son una bendición para los ojos, pero estamos tan sumidos en nuestros pensamientos, tan deprimidos, tan amargados, que no nos damos cuenta de las maravillas que Dios nos muestra. La próxima vez que volvamos al campo las flores ya no estarán, los coloridos campos verdes se vuelve de un solo color, monótono y apagado porque llega otra estación; sólo veremos soledad y tristezas en el paisaje y recordaremos las veces que pasamos por allí sin pararnos a respirar y disfrutar de tanta belleza que Dios había puesto ante nuestros ojos, hemos vuelto a dejar pasar la oportunidad.

Cuando tenemos hijos, pero poco tiempo productivo con ellos. Nos dedicamos tanto tiempo a trabajar, a estar con las amistades, a salir de fiestas y disfrutar la vida, que cuando llegamos a casa ya todos duermen, y casi no los vemos. Cuando no damos cuenta están tan grandes que ya no los podemos controlar. Nos hemos perdido unos buenos años de crecimiento en los que el aprendizaje de los principios morales y de la buena conducta son muy importantes, pero se nos escapó de las manos. Hoy nuestros hijos tienen vida propia y nos critican todo el tiempo por no haber estado allí con ellos. Hemos vuelto a dejar escapar la oportunidad de ver a nuestros hijos moldeados y educados a nuestra manera.

No dejemos escapar los momentos que Dios nos regala en la vida, tomemos nuestro tiempo para todo, pensemos lo que haremos en la vida, no dejemos escapar las cosas de nuestras manos, ya que allí está nuestra vida. Las oportunidades muchas veces se presentan una sola vez en la vida, y si no tenemos la sabiduría de verlo lo habremos perdido todo.

Dios nos da muchas oportunidades, pero eso no quiere decir que todo lo que deseemos estará siempre disponible. Así es en la vida, se nos presentan oportunidades y las dejamos ir, y cuando queremos remediarlo ya es demasiado tarde. 

domingo, 13 de julio de 2014

EL HOMBRE BUSCADO POR TODA MUJER



En una breve conversación un hombre le pregunta a una mujer: “¿Qué tipo de hombre estás buscando?”

Ella se quedó un momento callada antes de verlo a los ojos y le preguntó: “¿En verdad quieres saber?”

Él respondió: “Sí”

Ella empezó a decir… “Siendo mujer en esta época, estoy en una posición de pedirle a un hombre lo que yo sola no puedo hacer por mí. Yo pago todas mis facturas. Yo me encargo de mi casa sin la ayuda de un hombre. Yo estoy en la posición de preguntar  ¿Qué es lo que tú puedes aportar en mi vida?”

El hombre se quedó mirándola. Él claramente pensó que ella se estaba refiriendo al dinero.

Ella, sabiendo lo que él estaba pensando dijo:

“No me estoy refiriendo al dinero. Yo necesito algo más. Yo necesito un hombre que luche por la excelencia en todos los aspectos de la vida.” El hombre cruzó los brazos, se recargó en la silla y le pidió que le explicara.

Ella le dijo: “Yo quiero a alguien que luche por la excelencia espiritual, porque yo necesito a alguien con quien compartir mi fe en Dios. Yo quiero a alguien que luche por la excelencia mental, porque yo necesito a alguien con quien conversar y que me estimule mentalmente. Yo no necesito a alguien mentalmente simple. Yo no quiero a un hombre que luche por la excelencia financiera porque yo no necesito un cargo financiero. Yo quiero a alguien suficientemente sensible para que me comprenda por lo que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme decaer. Yo quiero a alguien al cual yo pueda respetar. Para poder ser sumisa, yo debo respetarlo. Yo no puedo ser sumisa con un hombre que no pueda arreglar él mismo sus problemas. Yo no tengo ningún problema con el ser sumisa. Simplemente él tiene que merecérselo… ¡Dios hizo a la mujer para ayudar al hombre! Yo no puedo ayudar a un hombre que no se puede ayudarse a sí mismo.”

Cuando ella terminó ella le vio a los ojos y él se veía muy confundido y con interrogantes.

Él le dijo:
“Estás pidiendo mucho.”


Ella le contestó:
“Sí, es que yo valgo mucho.”