viernes, 28 de octubre de 2011

SI NO QUEREMOS ENFERMARNOS.

Si no queremos enfermarnos…, hablemos de nuestros sentimientos. Emociones y sentimientos que son reprimidos, terminan en enfermedad. La palabra es un excelente remedio y una excelente terapia.


Si no queremos enfermarnos…, tomemos decisiones. Las personas indecisas permanecen en la duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión ocasiona problemas, preocupaciones, agresiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas para ganar otras.

Si no queremos enfermarnos…, busquemos soluciones. Las personas negativas no consiguen soluciones. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo. Es mejor encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña pero produce lo mas dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo se transforma en enfermedad.

Si no queremos enfermarnos…, no vivamos de apariencias. Quien esconde la realidad, finge, asume poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto y lo único que logra es acumular toneladas de peso… Una estatua de bronce con pies de barro. Persona con mucho barniz y poca raíz.

Si no queremos enfermarnos…, aceptémonos. El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos a nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos son envidiosos, celosos, destructivos. Aceptar las críticas es tener sabiduría, buen sentido y además es terapia.

Si no queremos enfermarnos…, confiemos. Quienes no confían, no se comunican, no se abren, no crean relaciones estables y profundas, no hacen amistades verdaderas porque tienen falta de fe en sí mismos, en los demás y en Dios.

Si no queremos enfermarnos…, sonriamos. El buen humor, la risa, el reposo recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive “El buen humor nos salva de las manos del doctor”

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