El concepto de felicidad es muy diferente de unas personas a otras y, aunque hay cosas y sensaciones que pueden ser comunes, los gozos de unos, pueden ser la pesadilla de otros; así, el escalador o alpinista es feliz arriesgando su vida para vencer a la montana, mientras una persona normal sentiría pánico por verse expuesta a esos riesgos.
Algunas personas son felices llevando una vida tranquila y segura, mientras otras se mueren de aburrimiento si no hay en sus vidas cambios, novedades y fuertes excitaciones..
La felicidad depende más de lo que sucede dentro que de lo que sucede afuera; de las ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la vida.
Depende de todos los misterios que viven en el Bosque Mágico de la Mente. Dentro de nuestra mente lo tenemos todo.
El sol y la luna, las montanas y los valles, los colores del amanecer y las sombras de la noche. La alegría de las cascadas y la niebla espesa que empapa el alma de nostalgias infinitas.
Dentro de nuestra mente está la mano que acaricia y la piel que tanto añoramos. Si buscamos dentro de nuestra mente, siempre encontraremos razones para ser feliz, y también para permanecer en la tristeza.
Porque nuestra felicidad no depende de lo que hacemos ni tampoco de lo que tenemos.
No depende de cómo sea nuestro cuerpo ni de que tengamos más o menos dones.
Solo depende de lo a gusto que estemos con lo que hacemos, con lo que tenemos, con nuestro cuerpo y con nuestros dones.
Básicamente, la felicidad depende de que realmente queramos ser felices, y estemos tan a gusto con nosotros mismos, como para poder sentir todo el Amor de la Vida que nos ha permitido existir.
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