Un pan que nunca falte y una esposa sencilla: la esposa, como el pan, buena, casta; el pan, como la esposa, de suavidad benigna.
Un amigo y un libro.
Salud, pero no tanta como para olvidar que he de morir un día.
Unos hijos que me enseñen que soy Tu semejanza.
Un rincón en el cielo donde anidar mis ansias, con una estrella, para saber que tú me miras.
Sosiego en el espíritu, gratitud en el alma…
Eso pido, Señor, y, al final de la vida, dártelo todo a cambio de un poco de esperanza.
Hermosa poesía de Armando Fuentes Aguirre de Saltillo, Coahuila.
ResponderEliminarHombre de letras, muy famoso y al que hay que darle su crédito al repetir sus pensamientos.