Usemos nuestros oídos, para escuchar a nuestro prójimo, y poder ofrecerle una palabra de aliento, para escuchar los sonidos agradables, que nos ayudan a olvidar las dificultades, y edifican nuestro interior. No los usemos como un arma, o para envenenar a los demás.
Usemos nuestro olfato, para percibir el olor de las flores, del perfume, del amor. No lo impregnemos, con los malos olores, como lo son el odio, el egoísmo, la traición. Usemos nuestro gusto, para saborear el triunfo de nuestras metas alcanzadas, de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación. No lo usemos para saborear, las derrotas de otros.
Usemos nuestro tacto, para sentir y dar amor, para tocar a las personas con nuestros deseos positivos, con nuestra caridad. No lo usemos para pedir injustificadamente.El sexto sentido, el más importante, es el que nos da la sabiduría para distinguir la diferencia entre los otros sentidos, entre el bien y el mal, entre dar o recibir, entre construir o desmoronar.
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