Tengamos en cuenta que el gran amor y los grandes logros requieren grandes riesgos. Cuando perdamos, no perdamos la lección.
Sigamos las tres R:
Respeto a ti mismo.
Respeto para los otros.
Responsabilidad sobre todas tus acciones.
Recordemos que no conseguir lo que queremos, a veces significa un maravilloso golpe de suerte.
Aprendamos las reglas, así sabremos cómo romperlas apropiadamente.
No permitamos que una pequeña disputa destroce una gran amistad. Cuando creamos que hemos cometido un error, hagamos algo inmediatamente para corregirlo.
Ocupemos algo de tiempo, cada día, en estar solo.
Abramos nuestros brazos al cambio, pero no nos olvidemos de nuestros valores.
Recordemos que a veces el silencio es la mejor respuesta.
Vivamos una buena y honorable vida, así cuando seamos mayores y miremos hacia atrás podremos disfrutarla por segunda vez.
Una atmósfera amorosa en nuestra casa es el cimiento para nuestra vida.
En discusiones con alguien querido ocupémonos sólo de la situación actual, no saquemos a relucir el pasado.
Compartamos nuestro conocimiento. Es una manera de conseguir la inmortalidad. Seamos considerados con la Tierra.
Una vez al año vayamos a algún lugar en el que nunca hayamos estado antes.
Recordemos que la mejor relación es aquélla en la que el amor por el otro excede la necesidad por el otro.
Juzguemos nuestro éxito según lo que hemos sacrificado para conseguirlo.
Acerquémonos al amor con osada entrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario