jueves, 22 de septiembre de 2011

NADA QUE RECLAMAR, LA VIDA ES ASÍ

La mayor parte de personas nos la pasamos tratando de disculparnos de nuestros fracasos y echándole la culpa de ellos a la vida. La vida no nos debe nada y por lo tanto no tenemos por qué reclamarle una deuda que no nos tiene. 


Generalmente vivimos cobrando esta deuda, que no existe más que en nuestra imaginación y que nos sirve de pretexto para disculparnos ante nosotros mismos y ante los demás, por nuestras fallas y desaciertos. Lo que el hombre obtiene de la vida lo hace arrancándole sus secretos, poniendo en juego su fatiga y su imaginación. Todo está allí, a nuestro lado. Sólo es necesario saber mirar, estar alertas para obtener los tesoros de la vida, pero no como cobrándole una deuda porque, repito, la vida nada nos debe. 

Hasta es probable que algunos que viven actualmente en la miseria sean aquellos que vivieron reclamándole a la vida y no pusieron el empeño suficiente para enfrentarse a ella. Es cierto que, a veces, la vida concede un premio gratuito a quien menos lo espera; pero esto no es lo frecuente. Estemos preparados, sí, sepamos que existe el azar, en muy raras ocasiones, pero en las otras, en las del diario vivir, será nuestro esfuerzo el que decidirá nuestro acierto al vivir, o nuestro fracaso.

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