martes, 27 de septiembre de 2011

EL MIEDO, HAY QUE VENCERLO

Muchas veces esperamos que las cosas sucedan, y nos olvidamos de lo más importante: creer en nosotros mismos… 

Nos conformamos en vez de arriesgarnos. Nada está escrito. Nada está hecho. Ni siquiera lo imposible. ¡Despertemos! Tenemos 206 huesos y más de 700 músculos esperando. 

 Sólo falta nuestra decisión, nuestras ganas de jugar como nunca. Pidamos la pelota, exijámonos más. Corramos cada día un poco más lejos. Saltemos cada día un poco más alto. Convirtámonos en nuestro propio ídolo. 

Están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas. Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire. Los que siguen luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última. Convencidos de que la vida misma es un desafío. Sufren pero no se quejan, porque saben que el dolor pasa, y que hay algo que nunca desaparecerá: la satisfacción de haberlo logrado. 

En sus cuerpos corre la misma sangre que en el tuyo. Lo que los hace diferentes es su espíritu, la determinación de alcanzar la cima; una cima a la que no se llega superando a los demás, sino superándose a sí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario