viernes, 30 de septiembre de 2011

HAGÁMOSLO HOY

Sólo por hoy, seremos felices. Esto supone que es verdad lo que dijo Abraham Lincoln: “La mayoría de las personas son felices cuando deciden serlo”. La felicidad es algo interior: no es asunto de afuera. 


Sólo por hoy, trataremos de ajustarnos a lo que es y no trataremos de ajustar todas las cosas a nuestros propios deseos. Aceptaremos nuestra familia, nuestros negocios y nuestra suerte como son y procuraremos encajar en todo ello. 

Sólo por hoy, trataremos de vigorizar nuestro espíritu. Aprenderemos algo útil. No seremos unos haraganes mentales. Leeremos algo que requiera esfuerzo, meditación y concentración. 

Sólo por hoy, ejercitaremos nuestra alma de tres modos. Haremos a alguien, algún bien sin que él lo descubra. Y haremos dos cosas que no nos agrade hacer por ejercitarnos. 

Sólo por hoy, seremos agradables, tendremos el mejor aspecto que podamos, nos vestiremos con la mayor corrección a nuestro alcance. Hablaremos en voz baja, nos mostraremos corteses. Seremos generosos en la alabanza, no criticaremos a nadie, no encontraremos defectos en nada y no intentaremos dirigir o enmendar la plana del prójimo. 

Sólo por hoy, trataremos de vivir únicamente este día sin abordar a la vez todo el problema de la vida. Podemos hacer en doce horas, cosas que nos espantarían si tuviéramos que mantenerlas durante una vida eterna. 

Sólo por hoy, tendremos un programa. Consignaremos por escrito lo que esperamos hacer cada hora. Puede que no sigamos exactamente el programa, pero lo tendremos. Eliminaremos dos plagas, la prisa y la indecisión. 

Sólo por hoy, tendremos media hora tranquila, de soledad y descanso. En esta media hora pensaremos a veces en Dios, a fin de conseguir una mayor perspectiva para nuestra vida. 

Sólo por hoy, no tendremos miedo y especialmente no tendremos miedo de ser felices, de disfrutar lo bello, de amar y de creer que los que amamos, nos aman. 

Es probable que el “Sólo por hoy” se convierta en una práctica que no podamos abandonar, y entonces, de manera sencilla, habremos conseguido la plenitud humana tan buscada.

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