¡El futuro nunca llega! No puede llegar debido a su propia naturaleza; nunca termina de llegar. Siempre está llegando pero nunca llega. Siempre que llega es hoy, siempre que llega, siempre es el presente.
El futuro nunca llega, no puede llegar. Parece como si viniera, es como el horizonte que nunca se alcanza, o como el final del arco iris al cual nunca podemos llegar. Entonces, esperando y esperando sentimos que nada tiene ningún sentido.
Penetremos en el principio, vayamos a las raíces, al origen, y el significado nos será revelado. Podemos penetrar en el principio ahora mismo, porque está aquí. La semilla no está en el pasado. La semilla siempre está aquí y ahora, en el presente, porque todo el pasado está en el presente.
Si miramos hacia afuera no podremos penetrar porque nuestro ojos sólo verán cuerpos, los cuales no son más que las cáscaras de las semillas. Si de verdad queremos mirar en el interior de la semilla, miremos hacia adentro porque entonces la cáscara ya no será un problema; nosotros también somos una semilla en el interior. Pertenecemos a esta existencia, hemos surgido de ella. Esta existencia ha puesto su sello en nosotros, esta existencia está tratando de cumplir algún destino a través de nosotros. Miremos hacia adentro, porque entonces la cáscara dejará de ser un problema. Y ni siquiera necesitaremos penetrar esa cáscara, ya estamos en el interior.
Esto es la meditación: mirar en el interior de la semilla, dentro de uno mismo. Allí el significado florece inmediatamente. Siempre ha estado allí; sólo necesitaba de nuestra atención. Pero lo habíamos descartado, nos había sido indiferente. Habíamos estado ocupados, liados y amarrados con otras cosas; hemos estado dándonos la espalda a nosotros mismos. Y el significado espera, y todo el propósito de la vida permanece oculto, y toda su gracia y sus bendiciones sólo esperan a que nos demos la vuelta.
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