Usemos nuestra inteligencia para buscar las cosas donde están y no donde no están, incluso si está oscuro. Busquemos dentro de nosotros. Explicaré esto con un pequeño cuento.
Una tarde la gente vio a una anciana buscando algo en la calle frente a su casa. Todos se acercaron a la pobre anciana.
-¿Qué pasa?, le preguntaron, ¿qué estás buscando?
- Perdí mi aguja, dijo ella. Y todos la ayudaron a buscarla. Pero alguien le preguntó:
-Doña, la calle es larga, pronto no habrá más luz. Una aguja es algo muy pequeño, ¿por qué no nos dices exactamente dónde se te cayó?
- Dentro de mi casa, dijo la anciana.
-¿Te has vuelto loca?, preguntó la gente. Si la aguja se te ha caído dentro de tu casa, ¿por qué la buscas aquí afuera?
-Porque aquí hay luz, dentro de la casa no hay.
-Pero aun habiendo luz, ¿cómo podremos encontrar la aguja aquí si no es aquí donde la has perdido? Lo correcto sería llevar una lámpara a la casa y buscar allí la aguja. Y la anciana se rió.
-Son tan inteligentes para las cosas pequeñas, ¿cuándo van a utilizar esta inteligencia para su vida interior? Los he visto a todos buscando afuera y yo sé perfectamente bien, que lo que buscan esta perdido dentro. Usen su inteligencia, ¿por qué buscan la felicidad en el mundo externo?, ¿acaso la han perdido allí?
Se quedaron sin palabras y la anciana desapareció dentro de su casa.
A veces mal gastamos nuestra vida buscando la felicidad en el lugar equivocado, tenemos un mundo de felicidad dentro de nosotros y a veces nos pasamos gran parte de nuestra efímera vida buscándola en el mundo exterior, cuando es dentro de nosotros mismos donde realmente la podemos encontrar.
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