miércoles, 31 de agosto de 2011

ME DECLARO CULPABLE

Hoy…, en el día de cualquier año, en el año de cualquier siglo, en mis plenas facultades mentales y físicas y asumiendo cuanto digo y escribo que me declaro: “Culpable”.


Culpable de todo lo que no hice, de todo lo que no he visto ni oído, de las palabras que no dije a tiempo y de las otras que nunca aprendí.

Me preocupé por cosas que jamás sucedieron, y pasé gran parte de mi vida en sitios equivocados, en horas equivocadas, con gentes equivocadas.

Declaro…, que llegué tarde a todas las citas, que encontré la primavera florecida, la tierra repartida y el cielo prometido.

Que todo lo que tengo es menos de lo que me falta, que lo que creía no lo creí después, y que cometí el peor de los errores, soñé en un mundo de pesadillas.

Declaro también…, que no hay nada más cierto, que nuestro pasar por la vida, ni nada más falso que nuestra vida al pasar.

Que de una mano temblorosa, puede caerse el amor que hay en ella.

Que todo lo que no se da, no se acumula…, se pierde.
 
Que todos somos al fin y al cabo, esclavos de algún vicio o de alguna virtud, que he sido fiel solamente a mis dudas, y que el hombre más libre que he conocido, mi padre KCHT, iba atado al corazón de una mujer, mi MAMAYEYA.

ENAMORÉMONOS DE ALGUIEN QUE NOS AME

Enamorémonos de alguien que nos ame, que nos espere, que nos comprenda aún en la locura; de alguien que nos ayude, que nos guíe, que sea nuestro apoyo, nuestra esperanza, nuestro todo.


Enamorémonos de alguien que no nos traicione, que sea fiel, que sueñe contigo, que sólo piense en ti, en nuestro rostro, en nuestra delicadeza, en nuestro espíritu y no en nuestro cuerpo o en nuestros bienes.

Enamorémonos de alguien que nos espere hasta el final.

Enamorémonos de alguien que sufra contigo, que ría junto a ti, que seque nuestras lágrimas, que nos abrigue cuando sea necesario, que se alegre con nuestras alegrías y que nos dé fuerzas después de un fracaso.

Enamorémonos de alguien que vuelva a ti después de las peleas, después del desencuentro; de alguien que camine junto a ti, que se aun buen compañero, que respete nuestros fantasías, nuestros ilusiones.

No nos enamoremos del amor.

Enamorémonos de alguien que esté enamorado de nosotros.

martes, 30 de agosto de 2011

NUESTRA ACTITUD EN LA VIDA

Cuanto más vivo, más cuenta me doy del impacto que nuestra actitud tiene sobre nuestras vidas.


La actitud, para mí, tiene más importancia que los hechos mismos. Es más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que los fracasos, que el éxito. Es más importante que la apariencia, los dones o la destreza; levantará o hará caer una empresa… una iglesia… un hogar.

Lo admirable es que la actitud que asumimos es la que da respuesta a toda situación. No podemos cambiar nuestro pasado, no podemos cambiar lo inevitable. Lo único que podemos hacer es tocar la única cuerda que poseemos: nuestra actitud.

Estoy convencido de que la vida está constituida por un 10% de lo que nos ocurre y un 90% de cómo reaccionamos ante ello.
 
Y así es también contigo. ¡No lo dudes!

VIEJO ES…

Viejo es…, quien ha perdido el deseo de vivir; quien no tiene esperanzas, sueños e ilusiones; quien no se atreve a actuar por temor a fracasar, al qué dirán o hacer al ridículo; quien cierra las puertas de su corazón, y corta las alas del amor por temor a ser lastimado.  


Viejo es…, quien ha perdido la confianza en sí mismo y en los demás; quien da cabida al descontento, quien sanciona siempre pero no crea, ni innova ni cambia; quien no da ni recibe ayuda por temor a tener que pagar o cobrar.

Viejo es…, quien se vuelve parte del problema y no de la solución; quien ve la tierra como basura, los lagos como agua putrefacta; quien sufre de parálisis y desperdicia su vida sin hacer nada.

Viejo es…, quien considera que su tarea está cumplida; quien se dedica a matar el tiempo pues cree que lo sabe todo y no tiene nada más que aprender.
 
Y tú que eres?

domingo, 28 de agosto de 2011

EL CRECIMIENTO MÁS PROFUNDO

“El crecimiento más profundo se da en los momentos más dolorosos. Darse cuenta de que hay una dificultad es el primer paso para encontrar la solución.


Una vez que aceptamos nuestra desesperación y admitimos nuestra impotencia, nos convertimos en seres poderosos. 

Enunciando nuestra confusión, damos el primer paso hacia la claridad. Cuando cesa la negación, comienza el proceso de sanación. 

La promesa de claridad yace en el centro del caos”.

BUSQUEMOS DENTRO DE NOSOTROS

Usemos nuestra inteligencia para buscar las cosas donde están y no donde no están, incluso si está oscuro. Busquemos dentro de nosotros. Explicaré esto con un pequeño cuento. 


Una tarde la gente vio a una anciana buscando algo en la calle frente a su casa. Todos se acercaron a la pobre anciana. 

-¿Qué pasa?, le preguntaron, ¿qué estás buscando? 

- Perdí mi aguja, dijo ella. Y todos la ayudaron a buscarla. Pero alguien le preguntó: 

-Doña, la calle es larga, pronto no habrá más luz. Una aguja es algo muy pequeño, ¿por qué no nos dices exactamente dónde se te cayó? 

- Dentro de mi casa, dijo la anciana. 

-¿Te has vuelto loca?, preguntó la gente. Si la aguja se te ha caído dentro de tu casa, ¿por qué la buscas aquí afuera? 

-Porque aquí hay luz, dentro de la casa no hay. 

-Pero aun habiendo luz, ¿cómo podremos encontrar la aguja aquí si no es aquí donde la has perdido? Lo correcto sería llevar una lámpara a la casa y buscar allí la aguja. Y la anciana se rió. 

-Son tan inteligentes para las cosas pequeñas, ¿cuándo van a utilizar esta inteligencia para su vida interior? Los he visto a todos buscando afuera y yo sé perfectamente bien, que lo que buscan esta perdido dentro. Usen su inteligencia, ¿por qué buscan la felicidad en el mundo externo?, ¿acaso la han perdido allí?

Se quedaron sin palabras y la anciana desapareció dentro de su casa. 

A veces mal gastamos nuestra vida buscando la felicidad en el lugar equivocado, tenemos un mundo de felicidad dentro de nosotros y a veces nos pasamos gran parte de nuestra efímera vida buscándola en el mundo exterior, cuando es dentro de nosotros mismos donde realmente la podemos encontrar.

sábado, 27 de agosto de 2011

CUIDEMOS TODO AQUELLO QUE AMAMOS!

Muchos de nosotros quizás hemos vivido o transitado en nuestro camino de vida una situación similar ala que quiero compartir hoy con Ustedes, espero les guste y no dejen marchitar su FLOR. 


Había un joven que poseía todo: una esposa maravillosa, hijos perfectos, un excelente empleo, una familia unida. 

Lo extraño era que el no lograba conciliar todo eso; el trabajo y otros quehaceres le ocupaban todo el tiempo. Siempre tenía que sacrificar algo para poder atender lo otro… Y así, alguna de las personas que el amaba era dejada para después. 

Un día, su padre, un hombre muy sabio, le regaló una flor extraordinariamente bella y cara, de la cual sólo había un ejemplar en el mundo, y le dijo: 

-       Hijo, esta flor te va a ayudar mucho, más de lo que te imaginas. Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio un perfume maravilloso.

El joven quedó muy emocionado, al fin de cuentas la flor era de una belleza sin igual. 

El tiempo fue pasando, los problemas surgían, el trabajo consumía su tiempo, y su vida tan confusa no le permitía cuidar la flor. 

Cuando llegaba a casa la miraba, ella estaba siempre allí, no mostraba señal de flaqueza o muerte, sólo le seguía dando su perfume. Entonces el pasaba de largo. Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió. 

Sus raíces estaban resecas, sus hojas amarillas y la flor yacía exánime a un lado. 

El joven se entristeció mucho, lloró, y fue a donde el padre. 

-       Yo me imaginaba que esto iba a ocurrir, le dijo, y no te puedo dar otra flor porque ésta era única en el mundo. Tan única como tus hijos, tu esposa, tu familia. Al igual que la flor, los sentimientos también mueren si tú no aprendes a cuidarlos, a regarlos, a podarlos y a darles la atención que merecen. Te acostumbraste a ver la flor siempre lozana y viva, pero te olvidaste de cuidarla.

Acodemonos siempre de la flor, pues todo en la vida es como ella. El regalo de la vida nos es dado gratuitamente pero somos nosotros quienes tenemos que cuidarla.

viernes, 26 de agosto de 2011

LA SABIDURÍA DE UN NIÑO

A veces pensamos en acomodar las cosas y cambia a las personas que nos rodean, quiero compartir con Ustedes esta pequeña lectura que me tropece (imagino que no por coincidencia) y que me parece muy aleccionadora


Confucio viajaba con sus discípulos cuando supo que en una aldea vivía un niño muy inteligente. Fue hasta allí para conocerlo y hablando en broma le preguntó: 

-¿Qué tal si me ayudaras a acabar con las desigualdades? 

-¿Por qué acabar con las desigualdades?, - dijo el niño-, si aplanáramos las montañas los pájaros ya no tendrían refugio, si acabáramos con la profundidad de los ríos y de los mares, todos los  peces morirían, si el jefe de la aldea tuviera la misma autoridad que el loco nadie se entendería. El mundo es muy basto, déjalo con sus diferencias. 

Los discípulos salieron de allí impresionados por la sabiduría del chico y siguieron su camino hacia otra ciudad.

INTELIGENCIA Y SABIDURÍA

Mientras que nuestra inteligencia es una capacidad, nuestra sabiduría es en cambio el modo de emplear nuestra inteligencia, creativa y constructivamente, al servicio de la vida. 


Mientras que nuestra inteligencia es una luz, nuestra sabiduría es el modo en que empleamos esa luz, para iluminar el mundo y el de nuestros contemporáneos. 

Nuestra inteligencia es un tesoro regalado; nuestra sabiduría es la capacidad conquistada para administrar e invertir ese tesoro al servicio del amor. 

Nuestra inteligencia hace maravillas transformando la naturaleza y las cosas; nuestra sabiduría hace mayores maravillas porque transforma a las personas. 

La sabiduría ilumina el corazón , y en su luz caminamos más seguros que cuando la inteligencia llena de respuestas la razón.

martes, 16 de agosto de 2011

LA MAGIA DE DAR. Nota Reeditada.

Todos, alguna vez en nuestras vidas hemos oído el pasaje donde Jesús dice, y esta es una cita muy paradójica: “Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado”. Esto parece algo muy anticomunista. Parece absurdo. ¿Qué clase de matemáticas son estas? “¡Cuánto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado!” Parece dicho a favor de los ricos y en contra de los pobres. 

Esto no tiene ninguna relación con la economía ordinaria; es la economía suprema de la vida. Solamente aquellos que tienen obtendrán más, porque cuanto más disfrutan más crecen. La vida crece en el gozo. El gozo es el Sutra (sagrado). 


Estar satisfecho, contento y agradecido con lo que sea que tengamos. ¡Lo que sea! Seamos felices con ello. Y entonces tendremos más apertura, y más cosas nos llegarán: nos volveremos capaces de recibir más bendiciones. El que no esté agradecido perderá lo que tiene. Al que lo está, la existencia entera le ayuda a crecer más, porque se lo merece y se da cuenta de lo que ha recibido.

Seamos más amorosos y recibiremos más amor. Seamos más pacíficos y recibiremos más paz. Demos más y tendremos más para dar. Compartamos y nuestro ser aumentará. 

Pero nunca damos, nunca amamos, nunca compartimos. De hecho ni siquiera nos damos cuenta de que tenemos algo. Estamos simplemente esperando que algo ocurra en algún lugar. ¡Ya ha ocurrido! Simplemente mirémoslo; nosotros llevamos el tesoro. Y nunca demos porque no sabemos que nos ha ocurrido a nosotros, y no sabemos que dar se convertirá en nuestro crecimiento. 

sábado, 13 de agosto de 2011

CIELO E INFIERNO.

Quiero compartir con Ustedes algo que lei hace unos cuantos dias y me dio profundamente en mi corazón, algo que se realciona con escritos anteriores como DAR Y RECIBIR. Ahora les muestro que seguir la ley de DAR Y RECIBIR puede hacer la diferencia entre el CILEO E INFIERNO.

Dice una antigua leyenda china, que un discípulo preguntó a su Maestro: 


-¿Cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno? 

El Maestro le respondió: 

-Es muy pequeña, sin embargo tiene grandes consecuencias. Ven, te mostraré el infierno. 

Entraron en un inmenso sitio donde un grupo de personas estaba sentado alrededor de un gran recipiente con arroz, todos estaban hambrientos y desesperados, cada uno tenía dos cucharas atoradas fijamente en los brazos desde su extremo, y que llegaban hasta la olla. 

Pero cada cuchara tenía un mango tan largo que no podían llevársela a la boca. La desesperación y el sufrimiento eran terribles. 

-Ven, dijo el Maestro, después de un rato, ahora te mostraré el cielo. 

Entraron en otro lugar, idéntico al primero; con la olla de arroz, el grupo de gente, y las mismas cucharas largas; pero allí todos estaban felices y bien alimentados. 

-No comprendo, dijo el discípulo, ¿por qué están tan felices aquí, mientras son desgraciados en la otra habitación, si todo es lo mismo? 

El Maestro sonrió: 

-¡Ah …¿no te has dado cuenta? Como las cucharas tienen los mangos muy largos no les permite llevar la comida a su propia boca, pero aquí han aprendido a alimentarse unos a otros.

LA ESCUELA DEL ALMA. Nota Reeditada

Hay quienes dicen que la vida es una escuela, que estamos aquí para aprender unas determinadas lecciones, que una vez “graduados” podremos continuar con otros objetivos mayores, liberados ya de las cadenas del cuerpo. 

Estamos aquí, para recordar, y recrear, quienes somos. 


La escuela es un lugar adonde uno va si hay algo que uno no sabe y quiere saber. No es un lugar adonde uno va si ya sabe algo y simplemente quiere experimentar su sabiduría.

La vida (así como las llamamos) es una oportunidad para nosotros de saber experimentalmente lo que ya sabemos conceptualmente. No necesitamos aprender nada al respecto. Necesitamos simplemente recordar lo que ya sabemos, y obrar en consecuencia. 

El alma -nuestra alma- ya sabe todo lo que se puede saber en todo momento. Nada se le oculta, nada desconoce. Pero saberlo no es suficiente. El alma aspira a experimentarlo. 

Podemos saber que somos generosos, pero a menos que hagamos algo que demuestre generosidad, no tenemos sino un concepto. Podemos saber que somos amables, pero a menos que hagamos algo que demuestre amabilidad con alguien, no tenemos sino una idea sobre nosotros mismos.

El único deseo de nuestra alma es convertir ese magnífico concepto de sí misma en su mayor experiencia. En tanto el concepto no se convierta en experiencia, todo lo que hay es especulación.

viernes, 12 de agosto de 2011

TOMEMOS EL RIESGO DE VOLAR.

Las calamidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación, dijo una vez uno de mis profesores. 


Y lo explicó del siguiente modo: 

“Había  una vez un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio…, hasta que llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas”. 

Y concluyó el Profesor: “Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar”.

miércoles, 10 de agosto de 2011

EXPRESIÓN MARAVILLOSA DE VIDA. Nota Reeditada

Haciendo un chequeo de recuerdos, me llego una pequeña historia que nos relato el Viejo Sánchez, cuidador de el Parque El Caballito, ubicado en Altamira cerca del Colegio Cristo Rey.  La historia, a más bien leyenda trata acerca de tres hombres, cada uno de los cuales cargaba 2 sacos sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas. 


Cuando al primero de ellos le preguntaron qué había en sus sacos, él dijo: 

“Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás. El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, en mi andar, me detengo con frecuencia, saco esas cosas y las examino desde todos los ángulos posibles”. 

Cuando al segundo hombre le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos sacos, él respondió: 

“En el saco de enfrente, están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que todo el mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo conmigo a donde quiera que voy”. 

Al preguntarle al tercer hombre sobres sus sacos, él contestó: 

“El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco, lejos de ser una carga, me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso el camino a recorrer”. 

Cada uno de nosotros nace con la libertad de seleccionar aquellos pensamientos que habrán de dirigir nuestras vidas. 

Nosotros tenemos la capacidad de elegir lo que hemos de llevar en el trayecto, en nuestro camino de vida. Todo pensamiento que alojamos en nuestra mente, afecta los razonamientos, sentimientos y acciones que manifestamos. 

De pronto nos damos cuenta de que cada uno de nosotros es una expresión maravillosa, mágica y misteriosa de la vida.

lunes, 8 de agosto de 2011

ESTOY SIEMPRE PARA TI. Nota Reeditada

Este escrito es una reflexión de mi apreciación y sentimiento hacia el SER SUPREMO, CREADOR, LA FUERZA, DIOS, YAVEH, JEHOVA o cómo ustedes lo quieran llamar. A ese SER que todo origina y Todo lo acaba. 


¿Me necesitas? Estoy aquí contigo. No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver. No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz. No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos. 

Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas mis senderos. Estoy trabajando, aunque no reconozcas mis obras. No soy una visión extraña. No soy un misterio. Sólo en silencio absoluto, más allá del "yo" que aparentas ser puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como Fe. 

Todavía estoy aquí contigo, Todavía te oigo. Todavía te contesto. Aunque me niegues, estoy contigo. 

En los momentos en que más solo crees encontrarte, Yo estoy contigo. Aún en tus temores, estoy contigo. Aún en tu dolor, estoy contigo. Estoy contigo cuando oras y cuando no oras. Estoy en ti y tu estas en mí. 

Sólo en tu mente puedes sentirte separado de Mí, pues solo en tu mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo mío". Sin embargo tan solo con tu mente puedes conocerme y sentirme. Vacía tu corazón de temores ignorantes. 

Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo. De ti mismo no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo. Yo estoy en todo. Aunque no puedas ver el bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí. 

Sólo en Mí el mundo tiene significado; sólo de Mí toma el mundo forma; sólo por Mí el mundo sigue adelante. 

Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva.

Soy el amor que es el cumplimiento de la ley.

Soy seguridad, Soy paz.

Soy unificación, Soy la ley por la cual vives.

Soy el amor en el que puedes confiar. Soy tu seguridad. 

Soy tu paz, Soy uno contigo, YO SOY.

Aunque falles en encontrarme, Yo nunca dejo de encontrarte.

Aunque tu Fe en Mi es insegura. Mi Fe en ti nunca flaquea.

Porque te conozco, porque te amo. 

Mi ser amado, estoy aquí, contigo.  

PARA EL CREADOR DE TODO LO QUE NOS RODEA Y NOS LLENA. ALABADO SEA EL SEÑOR.

ABANDONEMOS EL AGRESTE DESIERTO DE LAS PREGUNTAS

Caminamos sedientos por el agreste desierto de las preguntas. Cada nueva pregunta que nos hacemos es un paso más que nos aleja del único pozo de agua que existe en ese desierto. Nos encontramos absortos, nuestra lógica mente tiene una nueva pregunta y por ello creemos que somos capaces de desafiar al corazón en su auténtica lucha por colmarnos de respuestas. Seguimos dando pasos en la dirección equivocada. ¿Dónde encontraremos agua? nos preguntamos. Y avanzamos nuevamente en la dirección contraria. ¿No nos han dicho que hay un pozo cuya agua es deliciosamente fresca y cristalina? ¿Adónde vamos tan sedientos sino por un simple sorbo de agua?
 
Mientras el fulgurante sol extrae nuestras últimas gotas de sudor damos un nuevo paso hacia la sed, hacia un poco más de sed. Esta vez nos preguntamos ¿Hallaremos el pozo más al sur, nos han dicho que hacia el sur estaba? Observamos el sol quemante del mediodía y es imposible hallar el sur; justo encima de nosotros no reflejamos ni un milímetro de sombra; ni un rastro de orientación nos regala el sol justo encima de nosotros. Así, resignados insistimos con las preguntas ¿Qué habremos hecho para merecer esto? ¿No es acaso suficiente para nosotros sentir esta extrema sed? ¿No es el sol testigo de nuestra desgracia como para perjudicarnos con su indiferencia? Muchos pasos hemos dado aquí dejando aún más atrás el pozo. Insistimos con morir de sed, insistimos con preguntarnos más y más. Aclamamos: ¿Dónde está el pozo, donde está? Más no reparamos en que nos hemos perdido, en que no sabemos hacia dónde vamos.
 
Hay una verdad que trasciende toda pregunta, que supera todas las barreras de la incomprensión y que va más allá de cualquier duda, de cualquier estado de confusión. Hay una verdad que se escribe con cada latido de nuestro corazón, que se pronuncia con cada vaivén de nuestra respiración. Nosotros somos esa Verdad mientras la vida acaricie el rostro de nuestra Alma. Hay un pozo rebosante de agua fresca y pura al que podemos acceder sin dar un solo paso. Ni un paso hay que dar para mojarse los resquebrajados labios que el inclemente sol ha surcado con profundas grietas de incertidumbre. El pozo está en nosotros, dentro de nosotros, en nuestro Interior. Podemos saciar nuestra sed; podemos refrescar nuestra Alma y despojarla completamente de la agobiante desesperanza que el agreste desierto de la duda a cargado sobre sus hombros. Comprendamos que todo lo que necesitamos para este viaje de la existencia ya nos ha sido dado; ya está en nosotros. No necesitamos mapas; no necesitamos brújula; no necesitamos seguir la senda que dibujan las estrellas en el firmamento. Solo escuchemos los latidos de nuestro corazón que, como un tambor en carnaval resuena al compás de la danza de la presencia. Reconozcamos nuestra sed y sabremos de la existencia de ese pozo del que nos hablo. Ignoremos nuestra sed y no habrá necesidad de agua. ¿Acaso cuando no sentimos sed bebemos agua? Solo quien esté realmente sediento irá en busca desesperada del tan ansiado pozo pues sabe que morirá si no lo hace. ¿Creemos que importa la calidad del agua cuando la sed es una necesidad urgente y vital?
 
No nos fijamos en las etiquetas; no nos importa si está completamente fría; ni siquiera consideramos el hecho de que esté algo sucia. Eso de incolora, inodora e insípida se vuelve irrelevante para quien siente auténtica sed vital. No es el agua lo importante sino la sed. Podemos buscar agua en diferentes pozos, de distintas calidades y en miles de diferentes recipientes pero eso solo es posible cuando la sed no es una necesidad evidente. Cuando sí lo es, ninguna condición se vuelve más importante que el agua en sí misma, agua simplemente. Sintamos la necesidad genuina y el agua se volverá una solución para nuestra sed.
 
Si vamos por el desierto en busca de agua comprendamos que necesitamos respuestas; necesitamos saber dónde está el pozo para hallarlo antes de que sea tarde. Si creemos que podemos preguntarnos acerca de su ubicación exacta solo nos alejarás de él. Si Comprendemos que tenemos la respuesta; si sabemos que el pozo está en nosotros, la pregunta ¿dónde está el pozo? se vuelve irrelevante. La duda se desvanece y la sed es saciada. Vayamos en busca de respuestas y sumerjámonos en el maravilloso océano del saber, donde abundan los signos de admiración; donde no existe un solo signo de interrogación. ¿Qué esperamos para navegar en las calmas aguas de la claridad que las respuestas pueden proporcionarnos? Nos empecinamos en naufragar, ocupémonos solo en navegar. El ajetreo de las aguas del mar solo se debe a que la duda nos ha tocado, se ha apoderado de nosotros. No es el barco en el que naufragamos un problema; no se trata del barco sino de en que aguas decidamos embarcarlo. Busquemos la serenidad que proporcionan las respuestas; busquemos la tranquilidad que trae consigo el saber y el comprender. No nos embarquemos en la tormentosa noche de las preguntas que, además de castigar nuestra nave con gigantescas olas de incertidumbre y confusión, nos recubre con la densa oscuridad de sus lógicas argumentaciones. Si queremos capitanear nuestro barco hagámoslo sabiendo que arribaremos a tierra firme con la tripulación a salvo. Disfrutemos del viaje, evitemos la niebla y las tormentas; naveguemos sobre las aguas claras de la comprensión.

domingo, 7 de agosto de 2011

TODOS TENEMOS UNA GRAN FORTUNA.

Volviendo a los cuentos empolvados de la memoria, me llegó a la mente otra de las grandes enseñanzas impartidas por el Padre Galdo en una de esas tantas excursiones al Cerro Ávila cuando era miembro del Centro Excursionista Loyola, allá por los principios de los años 70’s. No recuerdo bien el tema de conversación de esa noche pero si de la lección que nos impartió, la cual hoy en día valoro como el mismo contenido de la historia y dice así: 


Un día bajó el Señor a la Tierra en forma de mendigo, se acercó a la casa de un zapatero y le dijo: 

"Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando”. 

El zapatero le respondió: “¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de que todo el mundo venga a pedir y nadie venga a dar!”. 

El Señor le contesto: “Yo puedo darte lo que tú quieras”. 

“¿Dinero inclusive?”, preguntó el zapatero. 

El Señor le respondió: “Yo puedo darte 10 millones de bolívares, pero a cambio de tus piernas”. 

“¿Para qué quiero yo 10 millones de bolívares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?”, dijo el zapatero. 

Entonces el Señor replicó: “Está bien, te podría dar 100 millones de bolívares, a cambio de tus brazos”. El zapatero le contestó: 

“¿Para qué quiero yo 100 millones de bolívares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, abrazar a mi esposa?. 

Entonces el Señor le dijo: “En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de bolívares a cambio de tus ojos”. 

El zapatero respondió asustado: 

“¿Para qué me sirven 1000 millones de bolívares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas hermosas que me rodean?” 

Entonces el Señor le dijo: 

“¡Ah hermano mío!, ya ves qué fortuna tienes y no te das cuenta”. 

RECORDEMOS DE NUEVO LA LEY DE DAR Y RECIBIR, SIEMPRE SE CUMPLE. SEAMOS PRIMERAMENTE AGRADECIDOS Y TODO SE NOS DARA POR AÑADIDURA.

ERES LO QUE HAS VENIDO A SER. Reedición

Publicado el 03 de marzo de 2011


Cuando decidimos ser olvidamos por completo los caprichos de la mente en su obstinado afán por convertirnos en su esclavo, potenciamos nuestra energía transformando la ansiedad en mera sutileza, flotamos por el aire ante la imperceptible presencia de una suave brisa, nos despertamos sonrientes y nos dormimos en paz, celebramos que estamos vivos y plenamente presentes para disfrutar de un nuevo día, nos deleitamos de las maravillas de la creación manifestada en cada pequeña cosa que existe a nuestro alrededor, somos partícipes directos y activos del continuo movimiento que sucede ante nuestros ojos, bailamos la danza del Universo al compás del latir de nuestro corazón contento; cuando decidimos ser nos aceptamos, nos convertimos en el único responsable de nuestro presente, nos dejamos llevar por la aguda certeza de la Intuición, nos convertimos en un experto en cualquier arte, desbordamos de alegría y nuestra luz encandece a todo aquel que se topa contigo en su camino; cuando decidimos ser, sabemos con total seguridad que somos capaces de bajar las estrellas con tan solo estirar nuestra mano, podemos unir el cielo con el mar, pues tu Amor mueve montañas, hace vibrar la tierra entera y desborda energía infinita hacia la totalidad de la existencia; cuando decidimos ser, fluimos en la más divina de las oleadas de gracia, como si un soplido de Dios fuera el que impulsa la vela del barco que timoneamos totalmente seguros de cuál es nuestro destino, conocemos el camino pues se nos hace conocido, ya no hay sorpresas para nosotros y nada nos perturba, nos hemos quitado el velo que nos mantuvo dormidos tanto tiempo. 


En la más mansa calma reside nuestra mayor fuerza, la paciencia es nuestra espada y la armonía nuestro escudo, no existe nada que se nos resista, no hay lugar para las dudas ni espacio alguno que deje entrar la más mínima inseguridad, el ojal de una aguja es más grande que nuestro Ego, logramos movernos como el viento y nuestro paso por donde sea que andemos jamás pasará desapercibido, dejaremos huella en todo aquel que tenga la gracia de nuestra presencia y sabremos con una extrema e inmensa exactitud que nuestra misión es el Amor. 

Cuando decidamos ser, nuestra visión se hará clara, nuestra horizonte el infinito y nuestra energía será el inagotable manantial que abastece el motor que impulsa nuestra Alma, sabremos todo lo que queremos y llenaremos de grandeza hasta la más mísera pequeñez, seremos la antorcha que dé luz a quien deambule por las tinieblas, seremos la fuerza, la brújula, el modelo, la guía y el sendero mismo, seremos el camino y el paisaje, el cielo y la tierra, el día y la noche, el sol y la luna, seremos todo en la unicidad y con el todo nos fusionaremos para convertirnos íntegramente en el Universo mismo, seremos la completitud y la integración, seremos faros en alta mar y nuestra luz irradiará tan fuerte que deslumbraremos a los visitantes que pretenderán arribar al estado en el que nosotros brillamos. 

Cuando decidas ser, seremos costa de infinitos mares, valles de toda montaña y oasis de todo desierto, como un sabio amaremos al silencio y como un Romeo enamorado sabremos que no hay vida sin Amor y que la vida es el Amor y en nuestra representación más viva de la alegría de vivir seremos capaces de dar Amor en inagotable medida y sin fronteras mentales que nos impidan cruzar heroicos cualquier valioso intento por dar aquello que nos fue dado. 

Cuando decidimos ser indefectiblemente decidimos Dar, no hay camino de retorno, no hay equívocos ni dificultades, no hay engaños ni dualidad, Ser es tan sublime que todo lo demás se vuelve una vil mentira, una cruel ficción digna de ser abandonada más rápido de lo que parpadeamos, al fin abrimos nuestros ojos a la única realidad posible, a la realidad en la que Eres lo que has venido a Ser, y sin dudarlo un instante damos continuadamente sin esperar a cambio. 

Cuando decidimos Ser, decidimos tomar al fin la mejor decisión de nuestra vida y condicionamos todo lo demás a nuestro nuevo nacimiento, damos lugar a lo autentico y esencial que habita en nosotros y ponemos luz a las sombras hacinadas de cada uno de nuestros momentos nuestro mejor, único e irrepetible momento, hagamos de nosotros un instrumento de Amor, un medio para que fluya la eterna gracia divina a la que hemos de despertar cuando decidamos ser.

sábado, 6 de agosto de 2011

¿CUÁNDO ME VOLVÍ INVISIBLE?. Nota Reeditada

Publicado el 04 de enero de 2011


Esta pequeña historia está inspirada en aquellos seres que nos dieron el privilegio de vivir, nos dieron su vida y nos dieron los principios de cómo ser verdaderos seres humanos. Dedicada a mis abuelos, padres y tíos.


Ya no se en que fecha estamos. En casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos están hechos una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, bonitos, ilustrados con imágenes de los santos que colgaban en la cocina y que me regalaban en la barbería. Ya no hay nada de eso. Todas las cosas antiguas han ido desapareciendo. Y yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta.

Primero me cambiaron de cuarto, pues la familia creció y se necesitaba espacio. Después me pasaron a otra habitación más pequeña aún acompañado de mis biznietas. Ahora ocupo el cuarto de depósito, el que está en el patio de atrás de la casa. Me prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero siempre se les olvida, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.

La  otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha ido despareciendo. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, siempre escuchando atento lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, seguro de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno, y de que les va a servir de mucho mis consejos. Pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces lleno de tristeza me retiro a mi pequeño cuarto antes de terminar de tomar mi taza de café con leche. Lo hago así, de pronto, para que comprendan que estoy enojado y molesto, para que se den cuenta que me han ofendido, me han faltado el respeto  y vengan a buscarme y me pidan perdón….Pero nadie viene.

El otro día, no se ya cuando, les dije que cuando me muera entonces si me iban a extrañar. Mi nieto más pequeño dijo “¿Estas vivo abuelo? “. Les cayó tan en gracia, que no paraban de reír. Por  tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entró uno de los muchachos a sacar unos cauchos viejos y ni los buenos días me dio. Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible, si me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, me miran, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, de uno a otro lado, sin tropezarse conmigo.

Cuando mi yerno se enfermó, pensé tener la oportunidad de serle útil, le lleve un té especial que yo mismo preparé. Se lo puse en la mesita de noche y me senté a esperar que se lo tomara, solo que estaba viendo televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El té poco a poco se fue enfriando……y mi corazón con él.

Un día se alborotaron los niños, y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contento. ¡Hacia tanto tiempo que no salía y menos al campo! El sábado fui el primero en levantarme como siempre lo he hecho. Quise arreglar las cosas con calma. Los viejos nos tardamos mucho en hacer cualquier cosa, así que me tomé todo mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban las maletas, maletines  y juguetes a la maletera del carro.

Yo ya estaba listo y muy alegre, me pare en el porche a esperarlos. Cuando arrancaron y el carro desapareció envuelto en bullicio, comprendí que yo no estaba invitado, tal vez porque no cabía en el carro. O porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí claramente cómo mi corazón se encogía,  la barbilla me temblaba  como cuando uno se aguanta las ganas de llorar.

Yo los entiendo, ellos si hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, lloran, se abrazan, se besan. Y yo, ya no se a que saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que me daba tenerlos en mis brazos, como ramitas nuevas que habían salido de este viejo tronco en que me he convertido. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creí recordar.

Pero un día mi pequeña nieta, la última, que acababa de tener un bebe dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud. Desde entonces ya no me acerqué más a ellos, no fuera que les pasara algo malo por mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contagiarlos!

Yo los bendigo a todos y los perdono, porque ¿Qué culpa tienen ellos de que yo me haya vuelto tan inservible?
 

Esto pasa muchas veces en nuestro medio. ¿Cuántas veces ignoramos lo que dicen nuestros padres ancianos o nuestros abuelos? “¡¡Ya está viejo, que sabe, estos son otros tiempos!!”
 

RECORDEMOS que ellos también fueron bebés, niños, jóvenes, adultos llenos de vida, ilusiones, fuerza…


RECORDEMOS que sus manos, antes fuertes, nos dieron el apoyo que hoy les negamos… que su voz firme habló por nosotros cuando no sabíamos decir lo que necesitábamos decir… que sus palabras nos dieron muchas veces el consuelo que hoy les negamos…que pusieron toda la atención a las primeras palabras que dijimos, palabras casi incomprensibles… y hoy no los escuchamos porque dicen “puras tonterías”.
 

Los ancianos que nos rodean, en la familia, trabajo o en cualquier otro lugar fueron lo que nosotros hemos sido, lo que somos… y lo que seremos.


¿Por qué no recordar que la vida suele ser como un espejo…devolviéndonos lo que le damos?

Amar, cuidar y RESPETAR a los ancianos… no hacerlos sentir invisibles, es un acto de justicia. Han caminado mucho para llegar a donde están, han sufrido, han llorado, han perdido, han “hecho camino al andar”… no pisoteemos sus caminos, mejor aprendamos de ellos.