jueves, 31 de enero de 2013

ES EL DESTINO


Lo que tiene que ser “es” sencillamente cuando debe ser. Las fuerzas que gobiernan nuestros destinos son tan sabias que nos proveen de lo justo y necesario siempre en el momento perfecto. En ocasiones recibimos lo inesperado, lo indeseado, lo impensado y eso nos molesta y nos volvemos miserables y a veces enloquecemos por no comprender lo que eso tiene para enseñarnos y mostrarnos.


En ocasiones recibimos aquello que creemos necesitar, que nos cae bien, que nos pone eufóricos, alegres, y ante esto no somos capaces de agradecerlo. Pareciera como si siempre estuviéramos buscando algo más, como ir corriendo detrás de ilusiones, de utopías, y en ese “tránsito alocado” mucho queda en el camino que no es considerado, que es desperdiciado.

No hay azares o suertes en la vida, todo está sucediendo para algo y por una razón, nos guste o no. Los destinos y las acciones están entrelazados de modo que el camino que traza un individuo en su vida está cargado de propósito e intención. Puede que en algunos tramos de ese camino culpemos a la casualidad de jugarnos una mala jugada, o que carguemos sobre los hombros de “la mala suerte” gran parte de nuestras experiencias “supuestamente no deseadas”. Aunque bien se sabe que el azar o la suerte no tienen cabida en esta existencia, que a lo sumo existen causalidades, y mayormente sincronías.

Es así como los destinos son acciones y las acciones son destinos. Ambos se tejen con hilos de un mismo ovillo conformando el manto del presente como una única pieza.

Debemos comprender entonces que cuando la vida nos halle distraídos, no es que atente en nuestra contra, sino que nos está propinando un cachetazo para que volvamos a poner los pies en “el camino”. Porque resulta fácil pasar culpas y buscar responsables ajenos. Debemos recordar esto: Todo suceso en nuestras vidas viene cargado de intención y propósito. Nada sucede por casualidad. Prestemos atención al camino que transitamos maximizando los sentidos, agudizando la percepción y manteniendo “un alerta conciente a tiempo completo”.

Es imprescindible comprender que destinos y acciones son las dos caras de una misma moneda. Ahora les pregunto: ¿Hechas tu vida a la suerte o te dejas cautivar por el paisaje que ofrece el camino?

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