miércoles, 16 de enero de 2013

AMEMOS A NUESTROS HIJOS


Es imprescindible dedicar unos instantes de cada día a conectarnos con nuestros hijos y hacer que se sepan amados, aun cuando estemos lejanos.


De las muchas cosas buenas que los padres podemos hacer por nuestros hijos, conseguir que se sientan amados es sin duda una de las que mejores frutos da.

Un niño que no tiene dudas de ser amado y valorado será un niño feliz. Un niño feliz y con buena autoestima es un niño con el que es fácil convivir. Le gustará obedecerte, reirá más, estará de mejor humor y querrá complacerte.

Muchos padres decimos: “Mi niño ya sabe que le quiero. No hace falta que se lo diga”. Pero no es suficiente pensar que ellos lo saben. ¡Cuántas personas tienen terribles heridas emocionales porque jamás han escuchado un “Te quiero” de sus padres! Las palabras tienen mucho poder, y han de ser usadas para crear personas confiadas y felices.

Es importante expresar con palabras el amor que tenemos por nuestros hijos. Si no tenemos por costumbre hacerlo, pensemos en esto: nosotros, que somos personas adultas, también necesitamos escuchar que somos preciosos, que valemos mucho y que hay gente que nos ama. Si nosotros lo necesitas, ¿cuánto más una personita que se está desarrollando?
  
Hay miles de cosas que podemos hacer por nuestros hijos. Cosas buenas y de mucho provecho. Pero hay una que es la más importante por encima de todo:

CONSEGUIR QUE NUESTROS HIJOS SE SIENTAN AMADOS.

Es importante dedicar unos instantes, CADA DÍA, para insistir en nuestro amor por ellos. Para que así, el mensaje quede grabado en su corazón de manera irrevocable:

Conecta tus ojos con los de tu hijo/a. Los niños pequeños a veces se revuelven y no permiten esa pausa para conectar, y los adolescentes pueden sentir cierta vergüenza, pero insiste. Enlacemos nuestros ojos, aunque sólo sea por tres segundos, y entonces…

Expresemos nuestro amor con palabras claras, precisas y fáciles de entender para ellos:
-“Te amo”
-“Te quiero muchísimo”
-“Eres una persona muy especial”
-“¡Me haces tan feliz!”
-“Siempre te voy a querer”
-“Tenerte hace que mi mundo sea maravilloso”

Sellemos nuestras palabras con un gesto: Démosle un abrazo, un beso, un amapuchón… hagámoslo reír con unas cosquillas o alcémoslos por los aires, si todavía es pequeño.

Recordemos que esto es algo que debemos hacer de forma total y completamente incondicional:

El amor no se quita. No es una recompensa y no debemos retirarlo como castigo. El amor ES. 

Aunque estén castigados, aunque se hayan portado mal, regalémosle un “te quiero”. Aunque estemos tristes, con cansancio o frustración, concedámosle un “te amo por encima de todo”. Nos sorprenderemos ver cómo reaccionan.
Sembrar amor da como resultado un hermoso fruto: más amor.

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