Todo es cambio, nada es inamovible y mucho menos en los último tiempos. Hace algunos años las cosas tardaban mucho más en cambiar, se mantenían trabajos durante años, relaciones de pareja eran duraderas, así como la amistad, y las cosas materiales.
Pero
hoy por hoy todo es muy distinto y el cambio, es una constante en nuestras vidas
y de cómo nos adaptemos a ese cambio depende nuestra felicidad.
Cuando
nuestra realidad gira y nos pone cabeza abajo, nos sentimos desubicados,
desorientados y sin saber que ritmo tomar y es en esos momentos cuando lo principal
y más importante es mantener la calma y no tomar decisiones precipitadas.
Deberemos hacer un análisis minucioso de las nuevas circunstancias que nos
rodean y analizar qué puntos positivos tiene y que puntos de mejora podemos
encontrar en ella.
Detenerse
a pensar que es lo peor que nos podría ocurrir y que es lo mejor, nos hará
quitarle hierro al asunto y nos permitirá ganar una nueva perspectiva ante la
situación que estamos viviendo.
Y
sobre todo no podemos olvidarnos de respirar muy profundo, fuerte y recordar
que, “esto también va a pasar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario