El
Amor consciente es el que trata de ser sabio y capaz al servicio de su persona amada.
Rara vez se logra entre seres humanos. El motivo del amor consciente, es el
deseo de que el ser amado llegue a alcanzar su propia perfección innata, sean
cuales fueren las consecuencias para el amante mismo.
“¿Qué importo yo?, con tal de que
ella alcance su perfecto desarrollo”, dice el
amante consciente. Y la paradoja de esta actitud es que un amor de esta índole
siempre evoca en su objeto una actitud similar. El amor consciente engendra
amor consciente.
El
amor consciente, es raro entre los seres humanos por varios motivos. Primero, porque la gran mayoría somos
niños que queremos ser amados pero no amar; segundo, porque rara vez se concibe la perfección como la meta
justa del amor humano; tercero,
porque los seres humanos no sabemos qué es bueno para sus seres amados; y cuarto, porque nunca ocurre por
accidente, sino que debe ser objeto de resolución y elección consciente. El
amor consciente debe ser una obra de arte deliberada.
Busquemos
la manera de ser sabio y capaz. El amor sin conocimiento de sí, puede destruir
lo amado. Y en el amor sin poder, el amante tiene que sentirse infortunado,
puesto que no puede hacer por su ser amado lo que él quiere y sabe que la
deleitaría.
Todo
amante verdadero es invulnerable a todos, menos a su persona amada. Así ocurre
no por deseo o esfuerzo, sino únicamente por el hecho del verdadero amor, es
decir, del amor íntegro.
Una
de las funciones del amor consciente es el llegar a ser como niños pequeños:
lograr el nacimiento de nuestra niñez espiritual. La creación de ese niño
espiritual en cada uno de los dos amantes.
Amar
conscientemente exige que el amante adivine los deseos del ser amado, antes de
que estos hayan llegado a la propia conciencia de este. El amante la conoce
mejor de lo que ésta se conoce a sí misma; y el ama más de lo que ésta se ama a
sí misma; de manera que la persona amada alcanza su ser perfecto sin esfuerzo
consciente propio. Cuando el amor es mutuo, el esfuerzo consciente que ella
hace es para él. Es así como cada cual obra deleitosamente la perfección en el
otro.
Asir con
firmeza; soltar con ligereza. Este es uno de los grandes secretos de la
felicidad en el amor. Cuando en el amor consciente uno desea separarse, el
deber del otro como amante es “soltar”. El gran amor puede tanto asir como
soltar. En la madurez del amor es fácil “soltarse” por completo sin arrastrar
la esperanza de volver a encontrarla jamás.
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