martes, 15 de noviembre de 2011

VIVIR POR LAS SIETE VIRTUDES. SEGUNDA PARTE

“AMAR ES ESPERAR, LA CASTIDAD”


Este fue el slogan que se uso en los años noventa en una gran campaña a nivel mundial y muy particularmente en América Latina, cuyo propósito fue la de preservarse puros sexualmente hasta el momento del matrimonio. Durante esta campaña unos cuantos millares de jóvenes se comprometieron bajo una sola consigna a permanecer castos para su futura pareja. El énfasis principal de la campaña fue el de enseñar a los muchachos y las jovencitas el plan para el buen uso de la sexualidad humana. La verdad que se quiso revelar fue que el sexo es un hermoso regalo, para el cual Dios nos dio unos parámetros de comportamiento los cuales, aplicados de una manera consciente, apuntan a la felicidad del individuo y al respeto propio y hacia los demás. Por supuesto que esta noticia no solo impactó al mundo por esa extraña resolución y ese pacto de integridad, sino a la misma sociedad latinoamericana que ha sucumbido en un libertinaje sexual. Esto pudo haber sonado como una decisión juvenil puritana toda vez que en las mismas escuelas, colegios y a través de la TV, hay un bombardeo constante de “educar” al joven con los mejores preservativos (condones) para que no tenga riesgo al momento de consumar la relación sexual previo al acto del matrimonio, o mediante la uilización de las pastillas anticoncetivas para las jovencitas. De modo que la determinación de conservarse puro, sea esto antes o durante el matrimonio, pareciera ser el milagro de este siglo. Una juventud que decida guardarse en castidad pareciera ser un espécimen raro en esta sociedad permisiva, podrían ser considerados un verdadero milagro.

Con esto quiero señalar que la castidad, la segunda de las Siete Virtudes Capitales que DESDE EL TINTERO les entrega, requiere del más resuelto dominio propio para mantenerla. Su tarea es la de promover la delicadeza moral, así como la pureza de pensamientos y actos, refrenando las pasiones carnales. “Gracias a la castidad, el alma respira aire puro en los ambientes más corrompidos”. Y, ¿quién pone en duda ésta verdad? Todos estamos conscientes que los “dardos de fuego del maligno” apuntan cada día hacia la destrucción de nuestros más estimados valores. La mente llega ha atiborrarse de tantas imágenes sensuales, provenientes de todas partes, que si no hay una firmeza de carácter y una fortaleza del espíritu se puede caer en cada trampa de los deseos sexuales antes o fuera del matrimonio. El mundo de la pornografía, como la fuente de donde se alimenta la lujuria, se ha hecho tan explícito a la vista que la lucha por mantenerse íntegro resulta una verdadera proeza, una meta inalcanzable.

Y en esto es bueno decir que la castidad no es sólo abstinencia de los apetitos sexuales. La práctica de ésta virtud plantea una auténtica batalla que debe vencerse primero en la mente y luego en la voluntad. Los diferentes pecados sexuales que se manifiestan en todo tipo de fornicación, infidelidad, hasta aquellos que rompen con el sexo planificado entre un hombre y una mujer (homosexualismo), buscan primero asaltar la fortaleza del alma, y a través de una alimentación cotidiana de malos pensamientos, destruir la vida dejando una conciencia culpable. Jesucristo, nuestro modelo a seguir para toda norma ética, moral y espiritual, comprobó que la limpieza del alma tiene mucho que ver con la conquista de los pensamientos. Por ejemplo, la ley prohibía el adulterio y señalaba un severo castigo a los transgresores. Pero cuando Cristo vino le dio una nueva aplicación; así dijo: Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5: 27,28) Según esto, la pureza sexual comienza en mi propia mente.

Hay una palabra que debe ser dicha en todo esto. Por cuanto ésta virtud plantea el desafío de una vida abstemia para mejores fines, y por cuando somos seriamente confrontados a ceder a todo tipo de tentación, requerimos hacer en esta parte el más grande esfuerzo para no acarrearle a nuestra vida y a la de quienes nos rodean, una ruina con secuelas irreparables. “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno." (Mateo 5:29,30). Esto debe ser analizado con un poco más de profundidad que la propia letra, pues en el fondo lo que se quiso exponer, a mi entender, es que las flaquezas de nuestro cuerpo son las causantes de las faltas a la aplicación simple y pura de esta gran virtud.

2 comentarios:

  1. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado , es decir, debe ser movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y habilidad los medios adecuados.

    La castidad consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. La castidad cristiana sNo es una negación de la sexualidad, sino la mejor de las preparaciones para la vida conyugal. Porque es un entrenamiento en la generosidad, en el deber y en el dominio de sí mismo, cualidades tan importantes para el ejercicio de la sexualidad humana.El apetito sexual es sobre todo psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener las consecuencias en la carne. Por eso es necesario saber dominar la imaginación y los deseos Y TODO ELLO PASA POR ETAPAS y creo que se va madurando y vas entendiendo que es una responsabilidad tuya y que no puedes ejercerla sin tener claro el porque lo haces..pienso que en la madurez ya las cosas las pensamos y sopesamos y podemos analizar en frio que te esta impulsando a hacerlo , asi que si vas a hacer añgo pasa por preguntarte....¿en realidad quiero hacerlo o es producto de mis carencias?

    la castidad es un valor, un valor por sí mismo, primario y absoluto por su bondad intrínseca y por la conveniencia esencial con la naturaleza humana. Para Freud toda neurosis era de origen sexual. Hoy sus mismos discípulos no sostienen esta doctrina. Adler afirma: 'No siendo verdad que la libido reprimida sea causa de la neurosis, el dar salida al instinto sexual no cura por sí mismo esta neurosis'. La castidad educa la voluntad por el vencimiento que supone. Una educación que no exige esfuerzos, conduce a la anarquía, no forma adultos sino desequilibrados, sin aptitud para hacer frente a las dificultades de la vida. El vencimiento propio es indispensable para la formación del ser humano. Decir que los impulsos sexuales son irresistibles no es científico. La biología moderna declara que los reflejos genitales pueden dominarse con el ejercicio de la voluntad. Ser casto es saber decidir cómo, cuándo, con quién y por qué tener sexo como proceso cognitivo.a castidad, evidentemente, no es fácil. Cada estado de vida nos exige la castidad de alguna manera- a gente está atiborrada de sexo—pero hambrienta de amor". Mucho se habló sobre el "amor libre" en la época de los hippies, pero era un dicho traicionero. No era amor de verdad, ¡y ha sido de todo menos libre! De allí surgieron muchos males sociales, entre ellos un número creciente de nacimientos ilegítimos, hogares con uno solo de los padres, abortos y enfermedades de transmisión sexual. Y eso no es todo.
    Nosotros no podemos promover actitudes de pureza en nuestros hijos si permitimos que se alimenten constantemente de basura mental. Los programas, las películas y los juegos de video violentos y sexualmente explícitos constituyen una dieta mental destructora y perjudicial.Los jóvenes necesitan no solamente instrucción y explicaciones apropiadas, sino también límites apropiados que protejan su pureza. Permitir que los jóvenes formen pareja y anden juntos como se hace hoy día, es estimularlos a la intimidad sin un sentido de compromiso.

    ResponderEliminar
  2. En todos los tiempos han existido maneras erróneas de entender la amistad, el amor, la entrega, la felicidad y, en este tiempo nuestro, la carrera está siendo vertiginosa. Se enmascara la soledad, las sombras de la vida, con lenguajes que no hace falta inventar las consecuencias. Pero sabemos que cuando la verdad coge nuestra vida y el corazón está sometido al Espíritu, nos elevamos por encima de todo «tirón egoísta».Segundo Galileo, en su libro «El camino de la espiritualidad», dice: «La castidad cristiana es una de la expresiones más maduras de la caridad evangélica, es un signo de la madurez del amor y sus exigencias difícilmente serán liberadoras y humanizantes fuera del contexto de la caridad fraterna

    ResponderEliminar