martes, 8 de noviembre de 2011

LOS DESEOS HAY QUE CUMPLIRLOS.

Siempre que salgamos al aire libre, retraído el mentón, y erguida la cabeza, llenemos los pulmones de aire hasta donde nos sea posible. Bebamos el sol. Saludemos a nuestros amigos con una sincera sonrisa y en cada apretón de manos, pongamos el alma.


No temamos ser mal comprendido y no desperdiciemos un solo minuto en pensar en nuestros enemigos. Busquemos la forma de determinar firmemente la idea de lo que deseamos hacer, y entonces, vayamos directamente hacia la meta.

Mantengamos fija su atención en las cosas grandes y esplendidas que nos gustaría hacer, ya que a medida que pasen los días, observaremos que, inconscientemente, aprovechamos todas las oportunidades requeridas para el cumplimiento de nuestro deseo.

Fijemos la idea de la persona capaz, dinámica, útil que desea ser, y esa idea nos transformara hora tras hora en esa persona. Supremo es el pensamiento. Observemos la actitud mental adecuada: la actitud del valor, la franqueza y el buen talante.

Pensar bien es crear: Todas y cada una de las cosas se realizamos a través del deseo y todas las plegarias sinceras tienen respuesta.

Llegamos a identificarnos con las ideas que se fijan en nuestros corazones. Así, pues, retraigamos el mentón, yergamos nuestra cabeza: todos somos dioses en estado de crisálida.

1 comentario:

  1. La causa fundamental de la infelicidad en que vive la gente es la tendencia a desarrollar apegos de la más variada índole. Un apego, así como suena, es una sujeción que nos mantiene 'atados' en algún aspecto de nuestro corazón. El término se refiere a los deseos mundanos, las ansias e impulsos.No es cuestión de erradicar los apegos, sino de verlos claramenteen lugar de llevarnos a abandonar los deseos mundanos— y hace que podamos utilizarlos como fuerza motriz para ser felices

    Quienes viven sujetos a los apegos generados desde su yo inferior, invariablemente quedan controlados por el egoísmo y la negatividad.Cuando profundizamos nuestra featravesamos nuestra ignorancia y oscuridad interior, y vivimos fieles a nuestro yo superior o identidad verdadera, en forma natural, llegamos a sentir un agradecimiento infinito por todos los que nos rodean, por quienes nos han apoyado, y nos han ayudado a ser lo que somos.Todo se reduce, entonces, a si vivimos basados en nuestro yo superior o permanecemos apegados a nuestro pequeño yo

    uando tomamos conciencia de nuestra verdadera identidad –es decir, nuestro yo superior—, podemos obtener una sabiduría infinita y trascender y refutar todas las ilusiones y sufrimientos derivados del apego a nuestro yo pequeño. Aquí yace el camino para construir una felicidad genuina

    Cuando una persona desarrolla y eleva su estado de vida, es capaz de sentir mayor aprecio por las cosas, inclusive por los obstáculos. Acoger los problemas con gratitud, y convicción en el triunfo final

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