CORRIENDO CON PACIENCIA
“La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades. De acuerdo con la tradición filosófica, “es la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el hombre no se deja dominar por él”
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que a las cosas que no dependan estrictamente de uno hay que darles tiempo. TEXTO TOMADO DE WIKIPEDIA”
La paciencia es la virtud capital que se define como la probidad del que sabe sufrir y tolerar los infortunios y adversidades con fortaleza, sin lamentarse. Esta es la virtud que se opone a esas reacciones negativas que batallan con nuestro carácter, tales como: la ira, la intemperancia, la inquietud, la intranquilidad, el desasosiego, la turbación y el nerviosismo. Isaac Newton reconocía el valor de la paciencia para sus más inimaginables logros, cuando dijo: “Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que a cualquier otro talento”. Nadie puede negar que la paciencia puede desarrollar en cada uno de nosotros la capacidad de esperar lo máximo de lo que hacemos y llegar a ser mejor de lo que somos. Lo último es dicho porque solemos soportar nuestro entorno, incluyendo caracteres exaltados, pero no siempre toleramos nuestras fallas porque no nos tenemos paciencia. Por otro lado, el consumo de las cosas “rápidas” ha hecho que esta generación coloque a un lado esta virtud capital. Caminamos sobre un mundo que anda de prisa y que busca atajos para esquivar cualquier tipo de proceso que requiere tiempo y exige un extra de nuestra entrega. Pero lo cierto es que no iremos más allá de la paciencia que exhibamos. Contrario a esto, no hay cosa imposible para quien sabe trabajar y esperar, porque la paciencia es el arte del que sabe persistir, pero que jamás deja de obrar.
El título de la entrega de hoy plantea una reacción contraria al concepto tradicional de lo que suponemos es la paciencia. Por lo general asociamos esta virtud con un estado de quietud, como el sentarse o acostarse, hasta que suceda algo. Sin embargo, “Corriendo con Paciencia” demanda una total acción en la “pasividad” de esta virtud. Estamos, pues, hablando de una paciencia que puede correr. Pero cabe preguntarse, ¿qué tipo de paciencia es esta? Puedo decirles que no es, por cierto, aquella que permanece en un conformismo en los tiempos de angustia; o en la tranquilidad, mientras se está bajo el golpe de una gran adversidad. Esta Paciencia a la que hago mención es aquella que aun cuando el corazón transite el “valle de sombra o de muerte”, aún así sigue avanzando. Es aquella que mantiene cumpliendo el compromiso, aunque haya un espíritu abatido por algún pesar. Es aquella que tiene un objetivo para alcanzar, una meta por concluir. Esta clase de paciencia hay que ejercitarla, hay que educarla. Ella no se logra levantando la bandera de la resignación, sino enfrentando los vientos contrarios con abnegación y dedicación. Por ello hablando de los hombres débiles o fuertes: “La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”. Emmanuel Kant.
Este es el contraste de lo que a veces pensamos respecto a la fortaleza.
Una persona que logra desarrollar la paciencia como instrumento para sus éxitos, de alguna manera vive en una sintonía divina, cuyo resultado ostensible se produce en la formación de su propio carácter. Estas personas reconocen que esta virtud es una concesión del cielo, pues es dada como parte del fruto del Espíritu ( o la Fuerza), el más grande regalo que puede habitar en el corazón del hombre. Quien esto posee, desarrolla no sólo la paciencia para esperar lo que tanto anhela, sino otras virtudes con las que adornará su vida y con las que conquistará lo que se extiende adelante. El fruto del Espíritu (Fuerza) se describe como: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” (Gálatas 5: 22,23) ¿Pueden imaginarse una vida mejor equipada que esta? ¿Pudiéramos pensar en otro poder mayor que nos ayude a formar nuestro carácter y darle equilibrio a la vida? Quienes así viven aceptan el reto de correr con paciencia la carrera que tienen por delante. Reconocen que no son autosuficientes, sino que con humildad levantan su mirada hacia arriba donde saben que está el Todopoderoso, el gran conquistador de todo, el autor y consumador de la verdadera salvación. De esta manera, el fruto de la paciencia logrará mejores personas con mejores relaciones, pero además logrará poner al hombre en la ruta de su más férvida esperanza, la vida eterna: “Tengan también ustedes paciencia, y afirmen sus corazones; porque la venida del Señor se acerca” (Santiago 5:8)
Entonces pongamos prestos, como atletas olímpicos, a dar inicio a nuestra nueva carrera, la de “CORRER CON PACIENCIA”
LA QUEJA ALEJA LA BENDICION Y LA PACIENCIA JUNTO A LA HUMILDAD NOS TRAE GRANDES BENDICIONES POR ESO HAY QUE DEJAR EL SINDROME DE LA VICTIMA Y ENTENDER QUE TODO LLEGA EN EL TIEMPO DE DIOS ASI QUE SI NO ESTA EN ESTE MOMENTO DE NADA VALE CHILLAR DAR PATALETAS ,LAMENTARTE O SENTIRTE DEPRIMIDO ES LA HORA DE ENTENDER QUE EL GOZO DEL SEÑOR ES NUESTRA PRINCIPAL FORTALEZA EN NOSOTROS Y EL DAR GRACIAS NOS HACE LLEGAR AL TRONO DE SU GRACIA AL CUAL NOS ACERCAMOS SEGUTROS Y CONFIADOS Y ALLI COLOCAMOS TODAS Y CADA UNA DE NUESTRAS PETICIONES Y SABES QUE NINGUNA DEJARA DE SER CONTESTADA ... MUCHAS VECES DECIMOS YO CONFIO EN DIOS PERO QUE LEJOS ESTAMOS DE ESO PORQUE SI NO LLEGA ENTONCES QUEREMOS AYUDARLO Y EMPEZAMOS A HACER COSAS PARA FORZAR...PERO NUESTRO HERMOSO PADRE SABE CUAL ES EL MEJOR MOMENTO Y POR ESO ESTE FRUTO DE LA PACIENCIA ES EL QUE MAS NOC CUESTA MADURAR
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