martes, 6 de diciembre de 2011

PROBAR NUESTRO ESPÍRITU.

Con el reciente accidente de tránsito que tuve en la carretera cerca de Camatagua, Estado Aragua, me recordé de algo que me sucedió en una de esas excursiones al Ávila en mis tiempos del Centro Excursionista Loyola (CEL), el cual comparto con Ustedes.


Cierto día que subía por un sendero del Ávila, me encontré con un residente de la hermosa montaña, quien llevaba una hacha. Lo acompañé un rato y al cabo le pregunte que iba a cortar. Necesito un trozo de madera para arreglar mi cabaña, me dijo. Es preciso que sea la más dura que pueda obtenerse. La que se da en la cima de la montana, donde son mas recias las tormentas, es siempre la más resistente.

Hoy recuerdo ese relato pues he comprendido que las tempestades rompen y desfiguran, pero también fortalecen, edifican; y de ellas suele brotar una belleza serena e inalterable. La primera hermosura de una niña carece de significado y de permanencia espiritual. No representa esfuerzo alguno, ni decisión, ni lucha. Años más tarde, cuando la niña se ha convertido en mujer, si ha hecho frente a las vicisitudes en forma valerosa, poseerá una belleza que tiene un aura inmortal, ya que habrá echado raíces en el carácter.

Nos inclinamos a lamentarnos de que el mundo no sea mejor. No obstante, el hecho de que nos ofrezca tantos obstáculos nos proporciona la única oportunidad de poner a prueba el espíritu.

Las épocas de prosperidad son peligrosas. En ellas el alma se acostumbra al ocio y se anquilosa. Los tiempos de tormenta y de peligro nos hacen descubrir las cualidades que poseemos.

Así como este accidente, una tempestad es un reto; parece que algo existe en nuestro espíritu que se alza para hacerle frente.

1 comentario:

  1. me encanta lo que escribes "las tempestades rompen y desfiguran, pero también fortalecen, edifican; y de ellas suele brotar una belleza serena e inalterable" y esa es la oportunidad de estar en contacto con tu propia esencia y descubres que en ti hay tantas cosas para compartir y trasmitir a tus semejantes que a veces nos dan un tironcito para que ese diamante de adentro salga y sea la manifestación gloriosa de nuestro padre a traves de nosotros

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