lunes, 25 de noviembre de 2013

INVERTIR BIEN NUESTRO TIEMPO



Recordemos siempre, que la mejor inversión de nuestro tiempo es en la familia que tenemos, en las personas que tenemos a nuestro lado y nuestros corazones. Si el día de mañana morimos (como debe suceder naturalmente), en apenas unos breves días habría alguien reemplazándonos en el trabajo; en cambio, para la familia y los verdaderos amigos que dejamos atrás, la pérdida sería eterna. Valoremos el tiempo que pasamos con los nuestros, porque no hay nada más valioso ni tesoro más preciado.

Lean esta pequeña historia, conmovedora y aleccionardora, que me motivó a publicarla para la lectura de los TINTEROS

La noche había caído ya; sin embargo, el pequeño niño hacía grandes esfuerzos por permanecer despierto. El motivo que lo mantenía despierto bien valía la pena; estaba esperando a su papá. Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando de repente se abrió la puerta. Se saludaron y entonces comenzó una conversación entre ambos:

Hijo: “Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?” 
Padre: “Sí, claro hijo, ¿qué es?”
Hijo: “Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora?” —dijo con ojos muy abiertos.

Su padre entre molesto y cansado, fue muy tajante en su respuesta.
“Eso no es asunto tuyo, ni tu madre lo sabe, ¿por qué me preguntas tal cosa?”

Hijo: “Sólo quiero saber, por favor dime, ¿cuánto ganas por una hora?”
El papá contrariado contestó con un simple: “Bs 250 por hora”.
Hijo: “Oh” El niño con tristeza agacha la cabeza hacia abajo... “Papá, ¿te puedo pedir prestados Bs. 50?”

El padre se puso furioso: “Si la única razón por la que quieres saber lo que gano es para pedir prestado dinero para comprarte algún juguete tonto, entonces quédate en tu habitación, no salgas y piensa por qué estás siendo tan egoísta. Yo trabajo duro todos los días, como para lidiar con este comportamiento tan infantil”.

El niño dio vuelta tristemente y en silencio cerró la puerta de su habitación. El hombre se sentó y comenzó incluso a ponerse más bravo acerca de la pregunta del pequeño. ¿Cómo se atreve a hacer tales preguntas sólo para obtener algo de dinero? Después de una hora o algo así, el hombre se calmó y comenzó a pensar: Tal vez había algo que realmente necesitaba comprar con esos Bs. 50, después de todo, el niño no pedía dinero muy a menudo. Así pues, se acercó a la puerta de la habitación del niño y abrió la puerta.

Padre: “¿Estás dormido, hijo?”
Hijo: “No papá, estoy despierto". 
Padre: “He estado pensando, tal vez yo fui demasiado duro contigo. Ha sido un día largo y descargué mi frustración en ti. Aquí tienes los Bs. 50 que me pediste…” 

El niño se irguió, sonriendo.
“¡Oh, gracias papá!” -susurró el niño. Entonces, se levanta y agarra debajo de la almohada unas monedas y unos billetes arrugados. El hombre vio que el muchacho ya tenía dinero, y empezó a molestarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.

Papá: “¿Por qué quieres más dinero si ya tienes bastante?”

Hijo: “Porque yo no tenía suficiente, pero ahora sí.” –Contestó entusiasmado.
“Papá, ahora tengo Bs 250”. ¿Puedo comprar entonces una hora de tu tiempo? Por favor papi, mañana ven a casa temprano, me gustaría poder cenar contigo."

El padre se sintió acongojado y apesadumbrado. Puso sus brazos alrededor de su pequeño hijo, y le suplicó por su perdón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario