domingo, 21 de octubre de 2012

HUELLAS EN NUESTRO CAMINO



Una noche soñé que veía en los cielos mi vida representada en una serie de escenas que en silencio no me cansaba de contemplar.


Veía dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando mientras con Él andaba como amigos conversando a lo largo de playa.

Miraba atento esas huellas reflejadas en el cielo pero de pronto algo extraño observé y sentí un gran desconsuelo. Observé que algunas veces, en ciertos instantes del camino en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas.

Y observaba también yo que aquel único par de huellas sucedían mayormente en mis noches sin estrellas, en mis momentos más difíciles. En las horas de mi vida llenas de angustia y tristeza cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza.

Entonces le pregunte triste: “¿Señor, Tú me has prometido que en mis horas de aflicción siempre andarías conmigo…? Sin embargo, noto con tristeza que en medio de mis querellas cuando más siento el sufrir veo sólo un par de huellas en la arena de la playa de mi vida. ¿Dónde están las otras dos que indican Tu compañía cuando la tormenta azota sin piedad la vida mía?

Y, entonces Él me contestó: con ternura y comprensión; "Escucha bien, hijo mío, comprendo tu confusión. Siempre te amé y te amaré, y en tus horas de dolor siempre a tu lado estaré para mostrarte Mi Amor. Mas si ves sólo un par de huellas en la arena al caminar, y no ves las otras dos que se debieran notar, es que en tu hora afligida, cuando flaquean tus pasos, no hay huellas de tus pisadas porque te llevo en Mis brazos".

Anónimo.

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