Lo
que más anhelamos en la vida no es comida, dinero, éxito, posición, seguridad o
sexo; ni siquiera el amor del sexo opuesto. Una y otra vez conseguimos estas
cosas y terminamos sintiéndonos insatisfechos, en ocasiones más de lo que
estábamos al principio. Lo que más anhelamos es un secreto que se revela sólo
cuando estamos dispuestos a descubrir una parte oculta de nuestro ser.
En
las antiguas tradiciones sapienciales, este empeño se comparó con la
recolección del más invaluable tesoro, una manera poética de expresar que
debemos nadar bajo las “aguas superficiales” sumergirnos en nuestro ser y
buscar pacientemente es tesoro invaluable.
El
Tesoro también recibe el nombre de esencia, hálito de Dios, agua de vida o
néctar sagrado, lo que con la trivialidad propia de la era científica llamamos
“transformación”. Transformación significa cambio radical de forma, como cuando
la oruga se transmuta en mariposa. En el ámbito humano significa convertir
temor, agresión, duda, inseguridad, odio y vacío en sus opuestos. ¿Es esto
posible?.
Lo
indudable es que el anhelo secreto que carcome nuestra alma es totalmente ajeno
a cuestiones externas como dinero, posición o seguridad; nuestro ser interior
reclama un significado, el final del sufrimiento y respuestas a enigmas como
amor, muerte, Dios, alma, bien y mal. Una vida superficial jamás responderá a
estas preguntas ni satisfará las necesidades que las suscitan.
La única manera de satisfacer el anhelo
más profundo es encontrando nuestras dimensiones ocultas.
ENCUÉNTRENSE A SI MISMOS Y HABRÁN ENCONTRADO EL TESORO MAS PRECIADO E INVALUABLE, TU MISMO, TU YO INTERIOR ES ESE
TESORO.