Los hay, desde
luego. ¡Y muy frecuentes!
Hay días en los
que brilla el sol y la vida sigue como siempre: las cosas no han
cambiado, nada urgente nos falta en apariencia y sin embargo... nos sentimos
mal, como incompletos, como... insuficientes, como desalentados y extraños.
Ese día en que
abrimos los ojos y no sabemos por qué, traemos un desánimo que nos nació en el
sueño, que nos brotó en lo alto de la noche y se filtró a nuestra alma gracias
a quién sabe que asociaciones oscuras y angustiosas.
Ese día en que nos
cuesta trabajo levantarnos. ¡Ayer estaba todo bien! Ese día en que presentimos
que nada va a ir como nosotros lo deseamos, ese día que no tiene color, cuyas
primeras horas son de laxitud, recelo o ligera zozobra.
Ese día, es un
día que nació gris.
Nunca se puede
evitar esto. La química de nuestro cuerpo, la inercia de nuestra psique, la
reacción desconocida de factores internos a estímulos que no descubrimos
todavía, nos quieren pintar este día de gris. Gris opaco. Gris depresivo.
Gris pasivo. Gris marginal.
Sin embargo...
Lo que sí podemos
hacer, cuanto antes, es tomar nosotros mismos la decisión de activar nuestros
propios pinceles y aprovechar ese gris neutro para inundarlo de figuras
diversas: ¡Flechas verdes, curvas doradas, zig-zags blancos, puntos azules!
Podemos
convertir en unos cuantos segundos o minutos ese panorama triste en un deseo
realizable, un canto que te estimule, un silencio que te hable.
No hay días
grises... ¡todos son iguales! Quien les da color somos nosotros.
Quienes son capaces
de alegrarse con la lluvia o admirar la tempestad, somos nosotros. Quienes se
echan a llorar bajo un sol espléndido o un cielo maravilloso, somos nosotros. Porque
no son los días los que nos dan color. Somos nosotros quienes podemos pintar
como deseemos, cada día.
Si sentimos que
comienza todo gris... ¡Decidámonos y llenémoslo de color!
Cerremos los
ojos. Respiremos hondo, pensemos claro... ¡Y vivamos como nunca el día de hoy!
¡Los mejores
colores de la vida están siempre dentro de nosotros mismos!
Abrir los ojos a otro día, es un regalo que no siempre vamos a tener.
Es importante que sepamos que podemos cambiar la dirección de nuestras vidas. No todo lo que está trazado en los cielos para nosotros tiene que suceder de ese modo y por ell o debemos siempre no sucumbir ante las emociones y pensar que cada día es maravilloso y que cada instante se nos ponen situaciones grande y pequeñas para aprender y evolucionar.
ResponderEliminarSOMOS LOS PROTAGONISTAS DE NUESTRO PROPIO DESTINO ASI QUE CON ALEGRIA VIVAMOS E IRRADIEMOS QUE LA VIDA ES BELLA